viernes, octubre 27, 2006

Pedido desesperado de ayuda.

Interrumpo el relato de las aventuras de Perseo por un pedido muy especial.
Este es un grito de un pobre daltónico en busca de ayuda para solucionar los problemas que la diversidad cromática está produciendo en su mente, debido a la dificultad que existe en mis sentidos para diferenciar los colores es que también se ve afectada mi capacidad para establecer qué combinación de colores es la más indicada, es por eso que recurro a vosotros para que me ayuden en este tan complejo tema.
Lo que necesito que ustedes me digan es qué color de letra queda mejor sobre un fondo negro.
Está la blanca, que no está mal, pero no termina de convencerme, por lo cual quiero probar distintas alternativas.

La roja ya me quedó claro que no es una buena opción.
Una amarilla es otra posibilidad, ya que es clara para contrastar con lo negro del fondo. Sé que puede quedar un blog medio taxi, pero lo que más me preocupa es que no quede muy chillón y moleste a la vista.
También puede ser un color celeste, también claro contra negro y no tan contrastante, sino más bien algo suave que no moleste la delicada visión de los distinguidos lectores que visitan este espacio.
O tal vez un amarillo que no sea muy chillón, algo menos brillante que no sea tan resaltante con este fondo. Habría que ver cuál de los dos es el que mejor queda según las circunstancias.
Este color no tengo idea de cual es, pero es clarito, bastante clarito y es una alternativa interesante al simple blanco anteriormente citado. Es medio como celeste, pero más clarito. Qué se yo de colores, por eso les estoy pidiendo ayuda.

Cualquier opinión, ya sea de los que habitualmente frecuentan este blog o de algún paracaidista ocasional, será más que bienvenida para ayudarme a resolver este flagelo.

lunes, octubre 23, 2006

La travesía de Perseo.

Luego de repetidas sugerencias (Sugerencias es el apellido de los matones que me amenazaron con romperme la crisma si no hacía esto) me convencí de cambiar el color de la letra a blanco, no es que me guste mucho, pero vale la pena satisfacer a los lectores y no ponerles colores que les rompan los ojos.
En segundo lugar, debo pedir disculpas por una ausencia tan larga, pero estas fueron dos semanas que, entre gripe y recuperación (repito: soy inmortal, no inmune) no estuve en condiciones de actualizar.

Luego de las aclaraciones, pasemos al tema que nos convoca.

Acrisio descubrió que su hija Danae estaba embarazada y que el camino para su propia muerte había comenzado, por lo que cuando ella dio a luz decidió poner a madre e hijo en una frágil balsa en el río y librados a su suerte.
Sí, se parece a la película Austin Powers cuando el Dr. Evil los encierra en una trampa mortal y el hijo del Dr. le dice: "Tengo un arma en mi habitación, la traigo y los matamos a balazos acá y ahora, si no se van a escapar". Al igual que el Dr. Evil, Acrisio tampoco era muy despierto en este sentido.
Zeus, sabiendo que ese niño era su hijo, los guió con vientos suaves a la isla de Sérifos, donde fueron recogidos por Dictis, hermano del rey de la isla: Polidectes.
Allí Perseo creció fuerte junto a su madre, llegando a suscitar la admiración de quienes lo conocieron.
Llegó un día en que el rey Polidectes conoció a Danae y se enamoró de ella, ya que al parecer era hermosa (no hay que olvidar que Zeus se enamoró de ella al instante, aunque tampoco hay que olvidar que el "Papote" no dejaba títere con cabeza, por lo que eran todas bellas o el rey de los dioses era flor de calentón... en fin.). La cosa es que Polidectes estaba en llamas con Danae, pero tenía miedo que si arrimaba el bochín con ella, su hijo Perseo le iba a bajar todos los dientes a trompadas, por lo cual comenzó a pensar cómo podía hacer para sacárselo de encima.
En medio de esta calentura del rey se anunció la boda del propio Polidectes con Hipodamia, o sea que estaba a punto de casarse y aún así estaba hasta las manos con otra minita. Un caradura el tipo.
Todos los invitados a la ceremonia dijeron que regalarían un caballo a su majestad, pero Perseo hizo saltar la banca diciendo que él le traería la cabeza de Medusa, la única de las tres Gorgonas que no era inmortal.
Obviamente el rey se puso chocho de la vida, porque pensó que Perseo moriría indudablemente por imbécil (¿quién lo había mandado a hacerse el canchero de esa manera?) y él tendría todo el camino libre para tirarse de palomita en las faldas de Danae.
Otras versiones dicen que Polidectes, que ya no aguantaba más los ardores, había amenazado a Perseo diciéndole que si no le traía la cabeza de Medusa la honra de su madre estaría seriamente amenazada, pero no es muy creíble que hubiera amenazado así a Perseo cuando no había tocado a su madre por temor a la represalia.
Los dioses se vieron seducidos por la audacia de Perseo y le ofrecieron ayuda: Atenea le cedió su propio escudo para la travesía, Hades le dio su casco que brindaba el don de la invisibilidad, Hermes le dio alas a sus sandalias para que pudiera volar y Hefesto le entregó una espada forjada por él mismo con bronce y filo diamantino, llamada Harpe.
Con todo esto encima, Perseo se lanzó a la aventura.

martes, octubre 10, 2006

Nacimiento de Perseo.

Bienvenidos nuevamente, queridos compañeros, hoy tengo el honor de presentar una serie de capítulos destinados a uno de los más grandes héroes de la antigüedad, se trata de Perseo. Debido a que hubo muchos hechos notables en su vida, he decidido dividir su presentación en tres partes (o quizá alguna más).
Comenzaremos con su nacimiento, ya que este simple suceso fue sobradamente notable.

Todo comenzó una vez, cuando el rey de Argos, Acrisio, consultó al oráculo de Delfos acerca de su futuro. Claro que el reinaldo estaba en busca de una respuesta que le augurara fortuna inconmensurable, décadas de reinado feliz con todos sus súbditos venerando su figura y sus enemigos temiendo su furia; pero la respuesta que encontró lo dejó destrozado. La pitonisa le reveló que en el futuro, él sería asesinado por su propio nieto.
A partir de este momento ocurrió lo que siempre pasaba cuando la pitonisa profetizaba alguna desgracia para alguien, la persona hacía todo lo posible y hasta lo imposible por evitar que aquello ocurriera, pero terminaba marcando el camino para que lo predicho ocurriera, una especie de profecía autocumplidora que nos hace pensar ¿qué hubiera pasado con Acrisio si la pitonisa no le vaticinaba nada? Exactamente igual a lo que pasa en la película Matrix, cuando la pitonisa le dice a Neo que no se preocupe por el jarrón, Neo lo rompe y ella le dice: ¿lo hubieras roto si yo no te decía nada?
Acrisio tenía una hija llamada Dánae la cual era joven y hermosa, por lo cual era ella el vehículo por el cual nacería su nieto, su asesino, por lo que el rey decidió encerrar a su joven hija en lo más alto de la torre, sin ningún contacto con varón alguno.
Debido a la belleza de Dánae muchos hombres se acercaron al rey con honestas pretensiones de pedir su mano en casamiento, pero el rey se las negó a todos sabiendo que si aceptaba estaría sellando su destino.
La pobre Dánae pasaba sus días encerrada mirando por la ventana a aquella libertad que le estaba prohibida.
Uno de esos días pasó por allí Zeus, estaba determinado a terminar un trabajo de investigación de botánica que había empezado hacía mucho y, por una cosa o la otra, nunca podía terminar, si no era la guerra contra los titanes tenía que luchar contra los gigantes, o pasaban un par de ninfas escotadas diciéndole: “Señor Zeus, ¿me pone bronceador en la colita?” o cosas parecidas. Esta vez estaba decidido a terminarlo.
Mientras comparaba las dicotiledóneas, Zeus vio a lo lejos a Dánae en la ventana y… bueno, con las plantas podía seguir cualquier día, pero las pasiones son las pasiones.
Zeus se transformó en una finísima lluvia de oro y así ascendió hasta la morada de Dánae, presentándose ante ella.
La sorpresa de Dánae debe haber sido enorme al ver a un hombre entrar de esa manera, pero la sorpresa dio lugar a la fascinación, o al deseo… o quizá había estado presa tanto tiempo que vio un morocho y no le importó nada más.
La cosa es que un día, Acrisio entró a la habitación de la nena y ella le mostró que alguien le había llenado la panza de huesos.
El insulto del rey debe haberse escuchado hasta en la Antártida, aunque seguro que nunca jamás de todos los jamases se pudo imaginar cómo fue que le embarazaron a la nena.
Tiempo después Dánae dio a luz a un niño al que llamó Perseo.
La cuenta regresiva de su muerte se había iniciado.

jueves, octubre 05, 2006

Podio de los dioses.

La ceremonia se ha dispuesto una vez más, esta vez para calificar a Apolo, quien se sienta junto a los otros dioses ya calificados. Zeus lo recibe con alegría y con el orgullo de un padre que sabe que su hijo es alguien grande, Hera ni siquiera lo mira porque ve en él el fruto de la infidelidad de su marido, Poseidón lo saluda con agrado como el compañero de aventuras que supo ser y Atenea le hace una hermosa bienvenida a su medio hermano y amigo.
Uno a uno, los jueces van entrando al salón y se acomodan en sus lugares.
Luego de unos momentos entré yo, Quirón, que me había quedado afuera esperando que el Dr. Culiáo hubiera decidido desobedecer mi prohibición por tres votaciones para así poder explicarle mis motivos justamente en los dientes… pero no vino.
Tras unas palabras introductorias dirigidas al gran Apolo comenzó la noche de gala nuevamente.
Las nueve musas fueron invitadas a hacer distintas representaciones en honor a su guardián y él les ofrendó flores a cada una de ellas en señal de agradecimiento.
Luego de un espectáculo de luces y sonidos que dejó mucho qué desear y unos bailarines pedorrísimos (no contrato más a esta empresa de organización de eventos) llegó la hora de la votación. Los nervios de todos los presentes se acrecentaron, especialmente los de Hera, ya que si Apolo lograba un mejor promedio que ella quedaría inmediatamente fuera del podio.
El primero en pronunciar su voto fue Peturra, quien sin inmutarse impartió un tibio 6 para el dios en su primera participación en estas votaciones. Luego fue el turno de Ailin, quien llena de entusiasmo exclamó “9” dando así su voto más alto hasta el momento. A continuación fue el turno de Pitoti2, quien luego de votar 9 para Poseidón y Atenea se despachó con un 8 para Apolo.
Viendo todos estos votos tan altos comencé a pensar que Apolo podía ser un rival importante para Atenea, pero luego alejé estos pensamientos de mi mente porque nadie superaría a mi maestra.
El turno del Profe nos brindó un 9,50 en lo que se convirtió en el primer puntaje con decimales de todas las votaciones. Luego vino el turno de Kace que votó confundiendo al dios con algún personaje; luego de la risotada general se le explicó la situación y aplicó un rotundo 10 con lo cual demostró que no tiene punto medio este muchacho porque vota solamente 10 o 2.
El siguiente voto fue el de la Gemela, quien insultando a unos cuantos de los presentes dijo 9 para Apolo.
Mi preocupación por el nivel de los votos fue creciendo y Peturra sintió lo mismo que yo, porque comenzó a gritar: “No, así no vale, aguante Atenea, cambio mi voto por un 1”. Si bien estuve tentado de dárselo por bueno, supe que eso sería un insulto a mi maestra, por lo que le tuve que dar un sopapo en la boca (y susurrarle una estratagema por lo bajo). Peturra abandonó rápidamente la sala.
Némesis entró al salón y gritó 9 para Apolo, yo temí que iniciara algún lío por lo su propio perfil, pero se sentó junto a la Gemela y cuchichearon cosas, malas seguro, pero sin alterar el orden.
En ese entonces entró alguien que ninguno de nosotros conocíamos, se presentó como Milo de Escorpio, quien parecía portar una careta, y votó 1 para Apolo generando una oleada de discusiones tremenda. Por debajo de sus ropas se veía un sable de luz y yo comprendí todo, pero si no permitiera este voto habría varios más que debería haber prohibido, así que… vale también.
Todos comenzaron a discutir entre ellos, tanto dioses como mortales, mientras yo intentaba poner un poco de cordura en la sala.
Hasta que de pronto vi al Dr. Culiáo Rivarola asomarse por una ventana y gritar: “2 pal manco, 2 pal manco”.
Ahí mismo perdí los estribos por el insulto que había espetado a la figura de Atenea y comencé a cabalgar a la salida para agarrarlo y romperle todos los huesos. Todos me gritaron que me quedara para terminar la votación, pero yo no escuché más nada.
Luego de varios minutos de buscarlo sin éxito volví y conté los votos. El resultado fue de 61,5 puntos dividido entre 8 jueces, por lo que el promedio de Apolo es de 7,69.
El podio queda así:
1º Atenea 8,20
2º Apolo 7,69
3º Poseidón 6,67

Con la bronca que tenía contra Culiáo no me importaron los gritos de Hera clamando “Justicia, justicia” ni las miradas de odios de algunos jueces femeninos asociados para el mal ni nada de eso.