miércoles, noviembre 29, 2006

Entrega de premios.

Antes de abandonar la sala apareció Von Pazzz, que llegaba a los empujones con la gente de la puerta que no lo quería dejar entrar. Yo hice una señal para que le permitiesen el ingreso y la gente de seguridad se retiró teniendo que escuchar las barbaridades que el rumano les continuaba gritando.
Von Pazzz se acercó a donde yo estaba y se le cedió la palabra.
El maestro habló durante un rato largo, primero estuvo quejándose de la gente que no lo dejaba entrar, decía que cómo era posible que se tratara así a alguien como él, vicepresidente de un club de fútbol, que iba a enviar a los barrabravas al Olimpo y no sé cuántas otras cosas más. En realidad todos fuimos quedándonos medio dormidos por el palabrerío del orador, así que ninguno sabe muy bien qué fue lo que dijo. Lo que sí fue claro fue cuando, en un arrebato de osadía, se atrevió a pronunciar el nombre de aquel que había incendiado el templo de Artemisa, una de las nueve maravillas del mundo, con el único propósito de que su nombre quedara para siempre en la historia.
El silencio se hizo dueño de la sala, todos nos quedamos estupefactos al ver que Von Pazzz actuaba de esa manera, especialmente teniendo en cuenta que la propia Artemisa se encontraba a pocos metros de distancia.
Mi primera reacción fue una total paralización, luego miré a los dioses para ver su reacción y a la ofendida principalmente. Ella se puso de pie llena de ira y comenzó a describir todo el árbol genealógico de Von Pazzz ilustrando cada uno de los personajes que iba mencionando con una coloridísima diversidad de insultos, ofensas, cochinadas, salvajismos y malasintenciones que todos comprendimos al instante lo superiores que son los dioses a los mortales, aún cuando se trata de defenestrar hasta la raíz a nuestros rivales.
Obviamente Von Pazzz no se quedó callado sino que respondió puntualmente cada adjetivo pronunciado por la diosa, enardeciéndose él también al punto que las tensiones entre ellos dos se hacían intolerables.
Apolo y Atenea sostenían a Artemisa que quería acercarse al ofensor para destrozarlo en pedazos, Poseidón y Hera hacían lo posible para sacarle el arco y las flechas que tenía en sus manos, mientras Zeus se paraba delante de ellos marcando el punto del cual ningún inmortal sería capaz de pasar.
Luego de mucho discutir con Von Pazzz (porque era cierto que, si bien indigno, este dato era merecedor de un reconocimiento) decidí hacerlo acreedor de un premio Búho de Oro, solo que por la naturaleza del mismo le fue anulado segundos después.
Y ya que estaba llamé a Anny para hacerle entrega de un premio Búho de Oro muy especial, porque no se trató de un solo dato sino que ella se lanzó a contar muchas cosas de Artemisa, tanto de la tradición griega como de otras. Tan grande fue su aporte que por ella me enteré de que las sacerdotisas de Artemisas son llamadas “melisa”, lo cual ignoraba.
Este premio fue unánimemente aceptado por todos los presentes, tanto fue así que incluso Artemisa y Von Pazzz detuvieron su disputa y se sumaron al resto aplaudiendo calurosamente a Anny cuando tomó el premio.
Ahora la lista queda así:

Profe: 3 premios Búho de Oro
Anny: 1 premio Búho de Oro aplaudido hasta por los dioses.
Von Pazzz: 1 premio Búho de Oro anulado segundos después.
Don Kace: 1 Rasguñador de Oro.

lunes, noviembre 27, 2006

Podio de los dioses

En esta ocasión nos hemos reunido para calificar a una figura que generó una enorme controversia, se trata nada más ni nada menos que de Artemisa.
Si bien los votos de los jurados se mantiene en suspenso hasta la votación, muchos fueron los que no pudieron evitar sus ganas de criticar a troche y moche y se dieron gusto con nuestra figura del día. Por lo bajo se escuchaban voces referidas a una supuesta incoherencia de la diosa, debido a su juramento de castidad hecho desde pequeña, el cual conservó fielmente e impuso a sus seguidoras.
Hechas las presentaciones de rigor ingresaron en la sala los dioses y luego los jueces. Mucho me sorprendió no ver a Ailin entre ellos, esta sería la primera votación en la que ella no participara, pero apareció una nueva jurado llamada Anny. La mayoría de los jurados tenía una mueca de disgusto en el rostro, como si no estuvieran de acuerdo con lo que estaban por calificar.
Tuve el honor de leer unas líneas en las cuales se comentaban distintos pasajes de la vida de la diosa, algunos de los cuales siempre me agradaron y luego se procedió a la votación.
El primero en emitir su voto fue Pitoti2 quien espetó un furibundo 1 a los hechos protagonizados por Artemisa.
La diosa se levantó de su silla tratando de agarrar sus flechas para ajusticiar al mortal que la había ofendido, pero su hermano Apolo la detuvo y la hizo sentar nuevamente.
Los demás jueces miraban a Pitoti2 con aprobación.
Luego fue el turno del Profe, el cual fue más benigno y calificó a la flechadora con un 6,50 que, si bien no la satisfizo del todo, tampoco la enardeció al punto de querer asesinar.
El tercer turno fue para Peturra, quien se puso de pie con una maliciosa sonrisa en los labios y no pudo contenerse hasta que fuera presentado, sino que se puso a los gritos diciendo: “¡Te pongo un dos, te pongo!” A estas palabras, Peturra añadió ciertos epítetos poco felices para Artemisa y luego siguió con Apolo.
Solamente la voz de Zeus pudo poner orden en la sala ya que los hermanitos estaban como loco y poco faltó para que Peturra terminara sus días atravesado por cientos de saetas.
Restablecida la calma, y mientras Peturra se intercambiaba muecas burlonas con los hermanos inmortales, la Gemela Malvada zampó un 3 a Artemisa y ésta comenzó a comprender que su destino en esta votación estaba decidido.
Luego vino Don Kace quien por primera vez emitió un voto distinto a 2 o 10, fue nuevamente un 3.
Por último, pero no menos importante, Anny se puso de pie y se dirigió al atril, antes de emitir su voto nos embelesó con un hermoso relato de Artemisa para luego obsequiarle un 8.
Anny ocupó su asiento nuevamente ante la mirada de agradecimiento de Artemisa.
El recuento de votos dio un total de 23,5 con un promedio de 3,90.
Hera comenzó a gritar las hurras, porque ya había dos dioses por debajo de ella, Artemisa clamaba que todo eso se debía a la confusión que los mortales tienen entre belleza y sexualidad, las cuales ella aseguraba que eran dos cosas completamente distintas.
Yo, por mi parte, me fui muy desilusionado por los votos de los jurados, pero así es el juego.
Luego de seis deidades evaluadas la tabla de posiciones queda así:

1) Atenea 8,20
2) Apolo 7,70
3) Poseidón 6,70
4) Hera 5,80
5) Zeus 5,60
6) Artemisa 3,90

jueves, noviembre 16, 2006

Perfiles Griegos. Sexta entrega: Artemisa.


Tal como vimos en el perfil de Apolo, su hermano gemelo, Artemisa fue la primera de los dos en nacer y ella misma ayudó a su madre con el nacimiento de Apolo, lo cual demuestra que esta muchacha tenía grandes condiciones desde los primeros segundos de vida. Al ver a Leto, su madre, sufrir enormes dolores debido al trabajo de parto, Artemisa aborreció la idea del matrimonio y decidió permanecer siempre virgen, igual que Atenea. Claro que muchos deberían haber pensado que el hecho de tener relaciones sexuales no significa que deba producirse un embarazo, por lo que Artemisa podría haber tumbado cuanto muñeco quisiera sin sufrir un solo dolorcito, pero ella es así y tomó esa decisión; además tiene un carácter bastante fuerte, así que no sé si es muy conveniente insistirle mucho con ese tema.
A Artemisa se la identificó con la luna y fue la diosa de la caza y, al igual que su hermano, sus atributos fueron el arco y las flechas, llegando a ser una grandiosa arquera. Tuvo el dominio de los bosques y presidió un séquito de ninfas que debían jurar castidad eterna. Artemisa era muy estricta en lo referente a las relaciones carnales, no perdonaba ningún tipo de desliz en este asunto, es por eso que expulsó a Calisto cuando se enteró que había tenido unos cuantos arrumacos con el mismísimo Zeus (¡Qué bárbaro este tipo, ni a las seguidoras vírgenes de su propia hija perdonaba!).
Yo me imagino la reacción de Artemisa: “Pero papá, juré ser por siempre virgen y mantengo una disciplina férrea entre mis ninfas y vos venís y te empernás a una. Así no se puede”.
Su presa preferida eran los ciervos, con los cuales competía en grandes carreras para luego acabarlos con sus flechas.
En una ocasión, Artemisa se bañaba en un arroyo y pasó por allí un cazador llamado Acteón, quien vio a la diosa y se quedó admirando su desnuda belleza, lo cual nadie había hecho antes, pero fue sorprendido por la diosa, quien practicó un castigo tan ingenioso como cruel. Acteón fue convertido inmediatamente en ciervo y sus propios perros de caza lo encontraron y lo despedazaron, luego de lo cual comenzaron a buscar a su dueño, obviamente sin éxito, y se quedaron por horas llorando en el bosque ante la desaparición de Acteón.
Yo, Quirón, me conmoví mucho con esta historia, por lo que erigí una estatua de los perros de Acteón llorando en el bosque. ¡Pobres pichichitos!
Los celos de Artemisa no se referían solamente a la castidad, sino también a su belleza, debido a lo cual llegó a matar a flechazos a Chiome cuando ésta pretendió ser superior a la diosa en hermosura. Creo que yo ya advertí varias veces que con los dioses no se jode ¿no? Bueno, es por este tipo de cosas que lo digo.
Junto con su hermano, asesinaron a todos los hijos de Niobe porque ésta se había jactado de ser mejor que Leto porque la diosa solo había tenido dos hijos y ella doce.
Es decir que Artemisa era durita con su forma de ser y juzgar.
Una de las historias más conocidas de Artemisa es la muerte que le dio al gigante Orion. Son muchas las versiones que circulan con respecto a esto, algunas dicen que Orion quiso violar a una de sus ninfas y otras cuentan que fue a la propia Artemisa con quien Orion quiso hacerse el pillo; Artemisa envió un escorpión que lo atacó y mató inmediatamente, luego de lo cual Orion fue convertido en constelación (el “cinturón de Orion” es lo que nosotros conocemos como “las tres marías”).
Tuvo un papel muy importante en la lucha contra los gigantes, llegando a matar a Gratión con la ayuda de Hércules.
Uno de sus templos fue considerado una de las siete maravillas del mundo, hasta que un imbécil lo incendió para que su nombre pasara a la historia (¡Hay gente para todo!). Se promulgó una ley que prohibía mencionar o escribir ese nombre (a la cual yo obviamente me sumo), pero aún hoy se sabe ese nombre infame. Se dice que esa noche Artemisa estaba ayudando en un parto, el de un tal Alejandro Magno, quien años después levantó templos en honor a Artemisa.

No se olviden que ya está en vigencia el concurso por los premios Búho, así que les deseo suerte.

martes, noviembre 07, 2006

Gran concurso. Pero grande en serio.

Muy buenas a todos, hoy se da por iniciado el concurso por el cual todos los lectores pueden hacerse acreedores a un premio Búho, según sus niveles de inteligencia y conocimientos.
El mecanismo del mismo es muy sencillo. Todos sabemos que los mitos griegos tienen grandes enseñanzas que pueden desprenderse de ellos y así ejemplificar conductas, motivaciones y demás actitudes del ser humano, es por eso que se abre la posibilidad de que ustedes, ante cada relato, busquen aquellos elementos del mismo que pueden llegar a servir como enseñanza para la vida; también pueden rescatarse representaciones metafóricas y cosas por el estilo. Cada una de estas menciones será evaluada y podrá hacerse merecedor de un premio Búho, ya sea de Oro, de Plata o de Bronce dependiendo del nivel y profundidad de lo destacado; seguramente también habrá alguna distinción para quien intentó aún cuando su intento no merezca un Búho.
Para dejar las cosas claras, cada mención será evaluada pura y exclusivamente por MÍ, sin posibilidad de discusión o se verán atacados por el can Cerbero, que Hades ya me lo prestó para que castigue a quienes osen discutir mis sentencias.
Hecha la apertura del concurso, ya pueden ir ejercitando sus mentes para ponerla en marcha con el próximo relato. Mucha suerte.
Ah, y de paso sirve para ver cómo queda la letra amarilla opaca, que es la otra que tanto votaron.

miércoles, noviembre 01, 2006

Ceremonia de graduación.

Un día se acercó a mí un joven que demostraba tener mucho potencial, se notaba que tenía un gran futuro por delante aún cuando le faltaba la guía necesaria para encaminar sus esfuerzos. Este muchacho me solicitó que me convirtiera en su maestro, su sensei, su senpai. Debo confesar que inicialmente consideré que mis días de maestro habían pasado, creí que no sería capaz de llevar adelante otro entrenamiento como los que antes eran tan comunes en mi vida, por lo que estuve a punto de declinar la oferta; pero después lo pensé otra vez, esta era la oportunidad de demostrarme a mí mismo (único juez al que debo demostrarle algo) que todavía podía realizar esas tareas, que todavía estaba vivo en mí el espíritu que permitía transformar a un niño con ansias en un guerrero consumado.
Finalmente acepté.
El nombre de este muchacho es Roberto Peturra.
Como todo joven estaba lleno de energías y quería canalizarlas a través de combates y demostraciones físicas, por lo cual mi primera lección fue que no utilizara la espada hasta no saber por qué usarla y contra quién hacerlo.
Lentamente fui introduciéndolo en las enseñanzas que mi maestra, la gran Atenea, me había legado, mostrándole la grandeza de esta ojizarca inmortal a quien tanto venero. No tardó mucho en hacerla él también su deidad guardiana.
La velocidad con la que progresaba este muchacho me llenó de asombro y orgullo, su aprendizaje funcionaba en forma excelente y estaba seguro que este muchacho llegaría lejos en su camino.
Paso a paso fue demostrando que adquiría las aptitudes necesarias para soltarse en este trayecto al que llamamos vida, era claro que faltaba poco para que pudiera soltar la mano de su maestro y comenzar a ser él mismo su propio guía.
Fue por esos días que decidí ponerle la última prueba a mi discípulo, lo invité a que me retara a una discusión en la cual utilizaría todo lo aprendido y demostraría así si estaba listo para iniciar su propia travesía. La discusión fue ardua, pero el pequeño Padawan la superó claramente, incluso quienes pudieron ser testigos del encuentro rescataron el gran esfuerzo y los enormes resultados que el pequeño Peturra había logrado.
Claramente el pequeño se había hecho hombre y el niño se había convertido en un guerrero.
Peturra se convirtió en Caballero de la Orden de Quirón.
La gran muestra de todo lo aprendido por este hombre es que en la votación por el perfil griego de Apolo, viendo que estaba a punto de superar a la mismísima Atenea, Peturra hizo una jugada magistral metamorfoseándose en otra personalidad y reduciendo el promedio del flechador lo suficiente para que quedara segundo (con todos los honores que ese puesto merece) detrás de la ojizarca. Por este acto completamente desinteresado y generoso en beneficio de Atenea, ella lo ha distinguido con el altísimo honor de ser el Caballero de Oro Peturra de Escorpio.
¡Felicitaciones, caballero dorado!
(Nótese que está escrito con el color que el mismo Peturra eligió).