viernes, julio 27, 2007

Perfiles griegos. Décima entrega: Deméter.

Ya estamos llegando a las últimas presentaciones de los perfiles, en este caso se trata de la diosa de la agricultura, Deméter.
Ella es hija de Cronos y Rea y ya conocemos la historia de su nacimiento, posterior engullida de Cronos y el rescate de Zeus.
Se la ha representado con cabeza de caballo, con un delfín en una mano y una paloma en la otra, con lo cual se desea mostrar la unión de los tres elementos (agua, aire y tierra); ella reune las características de Madre primitiva que antes tuvieron Gea y Rea.
Poseidón la pretendía con pasión y esto la hizo huir a Arcadia donde se metamorfoseó en yegua, pero el dios marino la encontró y la poseyó convertido en caballo. De esta unión nació Arión, un caballo dotado de habla humana y Despeina.
Invadida por la furia y la vergüenza, Deméter huyó del Olimpo y solo Zeus fue capaz de convencerla de volver, luego de purificarla con las aguas del Ladon, pero al hacerlo fue Papote quien la pretendió hasta que la hizo suya, de cuya unión nació Perséfone, a quien la diosa amó tiernamente.
Cuando Perséfone desapareció, Deméter la buscó incansablemente y Helios le informó que Zeus la había entregado por esposa a Hades, por lo que Deméter abandonó por segunda vez el Olimpo y fue a Eleusis, donde se hizo pasar por una anciana y la acogieron en el palacio del rey para que cuidara del príncipe recién nacido, llamado Demofón. Deméter soplaba dulcemente sobre él para alimentarlo y siempre lo frotaba con ambrosía y lo purificaba con brasas al rojo vivo, que no producían ningún dolor al niño. Demofón crecía similar a un dios y su madre quiso saber el secreto, por lo que espió a Deméter y vio cuando acercaba al niño a las brasas y dio un grito de susto, interrumpiendo la ceremonia. Deméter explicó que si todo hubiera seguido, el niño hubiera alcanzado la inmortalidad, pero ahora la oportunidad se había perdido. Por gratitud a quienes la habían recibido, Deméter les regaló el primer grano de trigo y les enseñó los secretos de la siembra y la cosecha y así se inició el culto a la diosa en Eleusis.
Por la desaparición de Perséfone, Deméter hizo que la tierra no diera frutos, lo cual alarmó a los dioses. Deméter dejó muy en claro que nada cambiaría hasta que su hija volviese, por lo que Zeus ordenó que esto fuera así. Hades obedeció a su hermano, pero hizo que Perséfone comiera unos granos en su mansión, con lo cual la joven quedaba obligada a vivir en la tierra de los muertos.
Para solucionar el conflicto, Zeus propuso que Deméter volviera al Olimpo y diese curso a la naturaleza mientras Perséfone pasaba seis meses con Hades y luego seis con Deméter a lo cual todos aceptaron. Esto representa el paso de las estaciones, ya que en una época no se cultiva (Perséfone con Hades) y luego se da la siembra (Perséfone con Deméter).

Recuerden que cualquiera puede votar.


jueves, julio 19, 2007

La Odisea. Cantos V y VI

En una reunión entre los inmortales, Atenea relata con gran sentimiento todas las penurias que atravesaba Odiseo, el rico en ardides, sus palabras llegaron a todos los habitantes del Olimpo e inunda sus mentes con el pesar del héroe hasta que el Crónida decide poner fin a su martirio. Zeus ordena al heraldo Argifonte, Hermes, que se coloque sus aladas sandalias y se diriga a la isla de Ogigia, dominio de la ninfa Calipso, con órdenes de dejar ir a su prisionero en su ruta de vuelta a su hogar. En dicha isla, el mensajero de los dioses transmite su mensaje y Calipso reprocha el actuar de los inmortales, a los cuales acusa de no tolerar ver a un hombre mortal junto a una mujer inmortal, aún cuando ellos mismos muchas veces han compartido el lecho con una mujer mortal. Finalmente, Calipso obedece la orden de Zeus y le informa a Odiseo que puede partir, pero él no le cree y le hace jurar que no se trata de un engaño ante lo cual ella lo jura por la laguna Estigia, juramento imposible de falsear.
Calipso entrega al héroe de Ítaca un hacha con la cual corta 20 troncos de árbol y fabrica una balsa que la ninfa luego coronó con velas; luego de cuatro días estuvo lista y la inmortal le entregó vino, agua, manjares y ropas para su viaje. El último regalo de Calipso fue una suave brisa para que lo impulsara sobre las olas del mar. Luego de 17 días llegó a tierra de los feacios y Poseidón desató una tormenta que destruyó la balsa, pero Odiseo pudo llegar a tierra firme, donde buscó reposo entre dos árboles y Atenea vertió el dulce sueño sobre él.
Al día siguiente, Atenea entra al palalcio de Alcinoo, rey de los feacios, y bajo la forma de una amiga de Nausícaa, la princesa, va al dormitorio de ésta y le habla mientras duerme, así la convence de ir al río a lavar sus ropas, luego de la cual la ojizarca inmortal vuelve al Olimpo. Al despertar, Nausícaa reune a sus esclavas para ir al río y limpiar sus ropajes.
Una vez allí, la princesa y sus esclavas lavaron las telas, se bañaron, se ungieron con aceite, comieron y jugaron inocentemente con una pelota.Atenea despertó a Odiseo y éste fue hacia las mujeres a las que observó durante unos segundos antes de estar seguro que presentarse ante ellas no le traería más pesares.
En la imagen lo vemos retratado en ese momento, lástima que el muy jocoso de Apolo hizo de las suyas y le dibujó patas de cabra y unos cuernitos.
Todas las mujeres excepto
Nausícaa, huyeron al ver a aquel hombre todo sucio y sacudido por la desgracia. Atenea le había dado valor para no huir. Ella ordena a sus esclavas bañar al extraño, pero él decide hacerlo solo obedeciendo a las leyes del pudor.
Odiseo fue invitado a comer y beber y luego acompañó al séquito hasta el bosque de Atenea, donde Nausícaa le explicó que para obtener el favor del rey de los reacios debía dirigirse directamente a la reina, ya que si ella decidía brindarle su ayuda nada evitaría que su regreso sea pronto y seguro.
Odiseo permanece en el bosque mientras Nausícaa ingresa al palacio, ella así lo había aconsejado para no despertar sospechas y comentarios acerca de aquel extraño que viajaba con la princesa.

jueves, julio 12, 2007

Los hijos de Niobe.

Bienvenidos una vez más a este blog, hoy quisiera relatarles una historia que he nombrado en varias oportunidades, pero que nunca había contado puntualmente, se trata de la historia de Niobe y la suerte que corrieron sus hijos.
Sucedió que… ¿cómo dice, Zeus? No, mejor le dejo la próxima, ésta me gusta porque… No, pero… Yo… Me gustaría… ¡Ufa, está bien, cuéntela usted!
¡Sí, tomatelás, bicho feo, el dueño de todo esto soy yo así que yo decido quién cuenta qué! Hola a todos, seguramente es un placer para ustedes poder leer nuevamente mis palabras en lugar de las del híbrido ese. Resulta que esta es una historia que me llena de orgullo por ver lo que lograron dos de mis… quichicientos mil hijos, mas específicamente Apolo y Artemisa.
Resulta que estaba esta tal Niobe por ahí y medio como que había tenido un montón de hijos con un tipo que no sé como se llama… Ah, acá me dice Quirón que fue con Anfión. El tema es que esta mujer estaba muy orgullosa de sus hijos y se la empezó a agarrar contra Leto, la madre de Apolo y Artemisa. En realidad fue bastante estúpida esta mina, se la hubiera agarrado contra otra, especialmente si no se trataba de una diosa, mucho más si es la madre de esos dos niñitos, pero vaya uno a saber por qué fue contra Leto. Después… ¡Basta Quirón, no importa por qué fue, la cosa es que se la agarró con Leto! ¿Quién está contando esto, vos o yo?
Como decía, se la agarró con Leto y empezó a decir por todos lados que ella era mucho mejor que la otra porque había tenido muchos hijos y Leto solamente había tenido dos.
Pero la cosa no quedó ahí, porque esta Niobe se empezó a equivocar de lo lindo y dijo que era absurdo que le rindieran homenajes a Leto, que mejor se lo tendrían que rendir a ella por la cantidad de hijos que había tenido y no sé qué otras pavadas más. Lo que ocurrió es que… ¡Basta Quirón, a nadie le importa donde se le rinde culto a Leto! ¡Me cansaste, ahora vas a ver! ¡Si, corré, que ya te voy a agarrar!
Como les decía, tanto molestó Niobe que mis hijitos queridos se calentaron como pava de lata y decidieron vengar el nombre de su madre. Ambos fueron a buscar a los niños de la insoportable y le aplicaron una venganza que para qué te cuento. Mi querido Apolo enllenó de flechazos a todos los hijos de la loca esta y mi ricurita Artemisa se encargó de agujerear a todas las hijitas. No importó cuánto hicieran los pobres mortales por evitar el castigo, pero no había con qué darle a mis retoñitos.



En la imagen vemos a la preciosa Artemisa en el momento en que la furia por los insultos sufridos por su mami le invadió la cabeza y le hizo sacar tantas llamas que hasta le encendió la flecha.

Y acá está Apolo, parado sobre el cadáver del dinosaurio que le mandaron sus víctimas para acabarlos, cuando le apuntaba a un fulano que quería escaparse trepando una montaña. Claro que por la posición Apolo no le pudo acertar en la cabeza, sino en la nalga derecha, lo que produjo que el muchacho cayera al vacío. Mientras caía, Apolo y Artemisa apostaron para ver quién le metía más flechas en el cuerpo antes de que se le destrozara la cabeza contra el suelo. Lamentablemente no se pudo llegar a un buen resultado porque ambos se acusaron mutuamente de ensartarlo de lo lindo segundos después de que sus tripas se desplegaran por el suelo por el impacto.
Yo convertí a Niobe en piedra, como ella me suplicó y salían lágrimas de la piedra.
Anfión quiso vengar a sus hijos matando a los sacerdotes del templo de Apolo en Delfos, pero Apolo lo mató bien matado dejándolo con las ganitas. Ah, después Anfión terminó en el Tártaro.
¡Qué lindos que son mis hijitos!

miércoles, julio 04, 2007

Cantos III y IV

El barco de Telémaco arriba a Pilo, tierra gobernada por el anciano Néstor, y una vez allí Atenea alienta al joven a no ser tímido, sino que actúe de acuerdo al linaje glorioso al cual pertenece.
Telémaco tomó muy en serio las palabras de la diosa y se dispuso a estar frente con un rey con toda la solemnidad que su posición requería, tal como lo vemos en la imagen.
Al dirigirse al palacio del rey, Telémaco y Atenea son recibidos por el príncipe Pisístrato, quien los recibe con gran homenaje aún cuando no los conoce, y los invita a participar del banquete que estaban celebrando en honor de Poseidón, el dios que bate la tierra.
Luego de haber comido y bebido, el anciano Néstor pregunta a los nuevos huéspedes sus nombres y tierras de procedencia, así como también los de sus padres. Telémaco toma la palabra y se presenta como el hijo de Odiseo, vencedor en Troya, el cual es el único héroe del cual no se tienen noticias luego de la guerra. Néstor eleva sus palabras en honor del héroe y lo describe como el mejor de todos los griegos. El anciano cuenta que luego de incendiar la ciudad muchos permanecieron en tierra con Agamenón para calmar las iras de Zeus y Atenea por las injusticias cometidas, pero otros se hicieron a la mar con Menelao. Diómedes Tidida (hijo de Tideo) fue el primero en llegar a su hogar en Argos y luego fue Néstor quien alcanzó las costas de Pilo. Luego de llegar, el rey supo de la llegada de otros héroes, como también se enteró de la tormenta que destruyó los barcos de Menelao enviándolo a Egipto y otras tierras, por lo que estuvo alejado de su hogar, motivo por el cual no pudo vengar la muerte de su hermano Agamenón; pero aún habiendo sabido todo esto jamás recibió noticias de Odiseo.
Néstor le sugiere ir a la corte de Menelao por noticias y Atenea sugiere que Pisístrato lo acompañe, luego de lo cual ella se transforma en águila y remonta vuelo, con lo que todos comprenden que la diosa ayuda al joven.
Al otro día, se hace una hecatombe en honor a Atenea y Telémaco parte junto a Pisístrato a la corte de Menelao.
Ambos llegan a Laconia y se dirigen al castillo del rey, donde éste festejaba las bodas de dos hijos, una era de su hija con un hijo de Aquiles y la otra de su hijo Megapentes con una hija de Aléctor. Al verlos, Menelao juzga que deben ser hijos de reyes por su presencia y ordena a sus esclavas que los bañen y luego los invita al banquete. Una vez dispuestos los comensales, Menelao cuenta que al volver de Troya vagó 8 años en tierras de Egipto, Etiopía, Libia, Fenicia, Chipre, etcétera, donde derramó miles de lágrimas al enterarse de la muerte a traición sufrida por su hermano, pero que aún así no hay nadie que llore más que él por el destino del grandioso guerrero Odiseo, el rico en ardides, retoño de Zeus. Al oír aquello, Telémaco oculta su rostro para que no vean sus lágrimas de dolor por las desgracias de su padre; en ese mismo momento aparece divina Helena, de belleza comparable a las diosas, y es ella quien nota el parecido entre Telémaco y el ingenioso Odiseo.
Pisístrato toma la palabra y relata el viaje iniciado por Telémaco en busca de Odiseo. Menelao lamenta profundamente el no poder ayudarlos.
Helena recuerda que, estando en Troya, hubo una oportunidad que Odiseo se disfrazó e ingresó en la ciudad y solamente ella fue capaz de reconocerlo entre todos los troyanos, pero se cuidó muy bien de notificar a nadie. Menelao también recuerda la ocasión en la cual estaban dentro del caballo de madera, treta ideada por el divino Odiseo, y escucharon que se acercaba Helena (guiada por un dios, según Menelao) quien para descubrir si se trataba de un engaño comenzó a llamar a los héroes griegos imitando la voz de sus respectivas esposas. Solamente la prudencia de Odiseo evitó que todos ellos respondieran desde dentro, lo cual hubiera revelado el engaño y habría significado la muerte para todos ellos.
Luego del banquete, todos se entregan al suave descanso.

lunes, julio 02, 2007

La Odisea. Cantos I y II.

Toda la historia comienza con ella, ¿quién otra podía ser. Sí, damas y caballeros, estamos hablando de la ojizarca, depredadora, Atenea que porta la égida. En la imagen la vemos con su casco, escudo y lanza, los mismos que portó desde el mismo momento de su nacimiento.

En una reunión de los dioses, Atenea narra las desventuras que ha tenido que sufrir uno de los hombres más notables que pisaban la tierra, el poderoso Laertíada (hijo de Laertes), retoño de Zeus, Odiseo mañero, rico en ardides. La ojizarca, quien siempre lo había protegido en la guerra de Troya, pide por su suerte a los dioses, pero Zeus le responde que no está en su poder beneficiar a aquel inigualable guerrero, pues Poseidón ha decretado que sufra tantos males y es por eso que Odiseo está atrapado en la isla de Ogigia, de donde la ninfa Calipso no le permite partir.
Atenea decide actuar personalmente y parte veloz hacia la isla de Ítaca, tierra de Odiseo, tomando la forma de un hombre común para aparecerse ante Telémaco, hijo del héroe que llora al padre que no conoció ya que éste partió a la guerra siendo él un bebé.
Al llegar al glorioso palacio de Odiseo, Atenea ve a una gran cantidad de hombres convidándose un banquete, con sus copas llenas de dulce vino, inmersos en juegos ociosos. Cuando Telémaco la ve la confunde con un simple huésped y no pierde tiempo en atenderlo como es debido, le sirve comida y bebida en abundancia y comienza a relatar sus penas y desgracias. Telémaco cuenta que aquellos son los galanes, quienes pretenden a su madre Penélope y desean desposarse con ella dando por muerto a Odiseo; mientrastanto, aquellos indignos devastaban sin freno las pertenencias del hombre que está perdido en el mar, posiblemente muerto. Atenea, fecunda en ingenios no permite que Telémaco piense en esas cosas e inmediatamente le asegura que Odiseo está vivo y que el tiempo de su regreso está cerca, pero le advierte que a él le corresponde recorrer las tierras en busca de noticias de su padre, luego de lo cual la diosa abandona el palacio.
Antes de quedarse solo, Telémaco había sido capaz de reconocer la esencia inmortal de la diosa por debajo de la figura mortal que había adoptado.
Telémaco organiza una reunión en la cual Atenea lo hace ver más hermoso y fuerte. El hijo del prócer denuncia con gran sentimiento en sus palabras los abusos de los galanes y todos ellos quedan dolidos, pero Antinoo afirma que la culpa la tiene Penélope por no elegir marido y cuenta un truco ingeniado por ella. Penélope había prometido escoger a uno de ellos por esposo cuando terminara de tejer una manta para Laertes, su cuñado, pero tiempo después se descubrió que lo que la reina tejía de día lo destejía de noche para hacer eterno e imposible ese cumplimiento.
Ante tal osadía por parte de esos hombres sin honor Telémaco ruega a Zeus que castigue a los galanes si no cesaban sus atropellos y el crónida le envía dos águilas, lo cual se interpreta como nefasto para todos los que continuaran usurpando el palacio de Odiseo divino. Obviamente, lo que más deseaba Telémaco era que apareciera Odiseo en ese mismo momento e hiciera con los galanes una masacre de este tipo:

En esa reunión, Telémaco solicita un barco para buscar noticias de su padre, prometiendo entregarles a su madre por esposa si descubre que Odiseo ha muerto. Los galanes aceptan darle un barco, pero todos traman desastres para el joven.
Atenea toma la forma de Telémaco y recorre la ciudad buscando hombres con los cuales formar la tripulación para la embarcación, cuando lo consigue se dirige al palacio y derrama dulce sueño sobre los galanes, para permitir que Telémaco abandone aquel lugar sin complicaciones. Atenea, bajo la forma de Mentor, amigo de Odiseo, presenta la tripulación a Telémaco, cargan el barco y parten en su viaje.
Luego de partir, Telémaco hace libación a Atenea antes que a ningún otro inmortal.