Cantos III y IV
El barco de Telémaco arriba a Pilo, tierra gobernada por el anciano Néstor, y una vez allí Atenea alienta al joven a no ser tímido, sino que actúe de acuerdo al linaje glorioso al cual pertenece.
Telémaco tomó muy en serio las palabras de la diosa y se dispuso a estar frente con un rey con toda la solemnidad que su posición requería, tal como lo vemos en la imagen.
Al dirigirse al palacio del rey, Telémaco y Atenea son recibidos por el príncipe Pisístrato, quien los recibe con gran homenaje aún cuando no los conoce, y los invita a participar del banquete que estaban celebrando en honor de Poseidón, el dios que bate la tierra.
Luego de haber comido y bebido, el anciano Néstor pregunta a los nuevos huéspedes sus nombres y tierras de procedencia, así como también los de sus padres. Telémaco toma la palabra y se presenta como el hijo de Odiseo, vencedor en Troya, el cual es el único héroe del cual no se tienen noticias luego de la guerra. Néstor eleva sus palabras en honor del héroe y lo describe como el mejor de todos los griegos. El anciano cuenta que luego de incendiar la ciudad muchos permanecieron en tierra con Agamenón para calmar las iras de Zeus y Atenea por las injusticias cometidas, pero otros se hicieron a la mar con Menelao. Diómedes Tidida (hijo de Tideo) fue el primero en llegar a su hogar en Argos y luego fue Néstor quien alcanzó las costas de Pilo. Luego de llegar, el rey supo de la llegada de otros héroes, como también se enteró de la tormenta que destruyó los barcos de Menelao enviándolo a Egipto y otras tierras, por lo que estuvo alejado de su hogar, motivo por el cual no pudo vengar la muerte de su hermano Agamenón; pero aún habiendo sabido todo esto jamás recibió noticias de Odiseo.
Néstor le sugiere ir a la corte de Menelao por noticias y Atenea sugiere que Pisístrato lo acompañe, luego de lo cual ella se transforma en águila y remonta vuelo, con lo que todos comprenden que la diosa ayuda al joven.
Al otro día, se hace una hecatombe en honor a Atenea y Telémaco parte junto a Pisístrato a la corte de Menelao.
Ambos llegan a Laconia y se dirigen al castillo del rey, donde éste festejaba las bodas de dos hijos, una era de su hija con un hijo de Aquiles y la otra de su hijo Megapentes con una hija de Aléctor. Al verlos, Menelao juzga que deben ser hijos de reyes por su presencia y ordena a sus esclavas que los bañen y luego los invita al banquete. Una vez dispuestos los comensales, Menelao cuenta que al volver de Troya vagó 8 años en tierras de Egipto, Etiopía, Libia, Fenicia, Chipre, etcétera, donde derramó miles de lágrimas al enterarse de la muerte a traición sufrida por su hermano, pero que aún así no hay nadie que llore más que él por el destino del grandioso guerrero Odiseo, el rico en ardides, retoño de Zeus. Al oír aquello, Telémaco oculta su rostro para que no vean sus lágrimas de dolor por las desgracias de su padre; en ese mismo momento aparece divina Helena, de belleza comparable a las diosas, y es ella quien nota el parecido entre Telémaco y el ingenioso Odiseo.
Pisístrato toma la palabra y relata el viaje iniciado por Telémaco en busca de Odiseo. Menelao lamenta profundamente el no poder ayudarlos.
Helena recuerda que, estando en Troya, hubo una oportunidad que Odiseo se disfrazó e ingresó en la ciudad y solamente ella fue capaz de reconocerlo entre todos los troyanos, pero se cuidó muy bien de notificar a nadie. Menelao también recuerda la ocasión en la cual estaban dentro del caballo de madera, treta ideada por el divino Odiseo, y escucharon que se acercaba Helena (guiada por un dios, según Menelao) quien para descubrir si se trataba de un engaño comenzó a llamar a los héroes griegos imitando la voz de sus respectivas esposas. Solamente la prudencia de Odiseo evitó que todos ellos respondieran desde dentro, lo cual hubiera revelado el engaño y habría significado la muerte para todos ellos.
Luego del banquete, todos se entregan al suave descanso.
Telémaco tomó muy en serio las palabras de la diosa y se dispuso a estar frente con un rey con toda la solemnidad que su posición requería, tal como lo vemos en la imagen.
Al dirigirse al palacio del rey, Telémaco y Atenea son recibidos por el príncipe Pisístrato, quien los recibe con gran homenaje aún cuando no los conoce, y los invita a participar del banquete que estaban celebrando en honor de Poseidón, el dios que bate la tierra.
Luego de haber comido y bebido, el anciano Néstor pregunta a los nuevos huéspedes sus nombres y tierras de procedencia, así como también los de sus padres. Telémaco toma la palabra y se presenta como el hijo de Odiseo, vencedor en Troya, el cual es el único héroe del cual no se tienen noticias luego de la guerra. Néstor eleva sus palabras en honor del héroe y lo describe como el mejor de todos los griegos. El anciano cuenta que luego de incendiar la ciudad muchos permanecieron en tierra con Agamenón para calmar las iras de Zeus y Atenea por las injusticias cometidas, pero otros se hicieron a la mar con Menelao. Diómedes Tidida (hijo de Tideo) fue el primero en llegar a su hogar en Argos y luego fue Néstor quien alcanzó las costas de Pilo. Luego de llegar, el rey supo de la llegada de otros héroes, como también se enteró de la tormenta que destruyó los barcos de Menelao enviándolo a Egipto y otras tierras, por lo que estuvo alejado de su hogar, motivo por el cual no pudo vengar la muerte de su hermano Agamenón; pero aún habiendo sabido todo esto jamás recibió noticias de Odiseo.
Néstor le sugiere ir a la corte de Menelao por noticias y Atenea sugiere que Pisístrato lo acompañe, luego de lo cual ella se transforma en águila y remonta vuelo, con lo que todos comprenden que la diosa ayuda al joven.
Al otro día, se hace una hecatombe en honor a Atenea y Telémaco parte junto a Pisístrato a la corte de Menelao.
Ambos llegan a Laconia y se dirigen al castillo del rey, donde éste festejaba las bodas de dos hijos, una era de su hija con un hijo de Aquiles y la otra de su hijo Megapentes con una hija de Aléctor. Al verlos, Menelao juzga que deben ser hijos de reyes por su presencia y ordena a sus esclavas que los bañen y luego los invita al banquete. Una vez dispuestos los comensales, Menelao cuenta que al volver de Troya vagó 8 años en tierras de Egipto, Etiopía, Libia, Fenicia, Chipre, etcétera, donde derramó miles de lágrimas al enterarse de la muerte a traición sufrida por su hermano, pero que aún así no hay nadie que llore más que él por el destino del grandioso guerrero Odiseo, el rico en ardides, retoño de Zeus. Al oír aquello, Telémaco oculta su rostro para que no vean sus lágrimas de dolor por las desgracias de su padre; en ese mismo momento aparece divina Helena, de belleza comparable a las diosas, y es ella quien nota el parecido entre Telémaco y el ingenioso Odiseo.
Pisístrato toma la palabra y relata el viaje iniciado por Telémaco en busca de Odiseo. Menelao lamenta profundamente el no poder ayudarlos.
Helena recuerda que, estando en Troya, hubo una oportunidad que Odiseo se disfrazó e ingresó en la ciudad y solamente ella fue capaz de reconocerlo entre todos los troyanos, pero se cuidó muy bien de notificar a nadie. Menelao también recuerda la ocasión en la cual estaban dentro del caballo de madera, treta ideada por el divino Odiseo, y escucharon que se acercaba Helena (guiada por un dios, según Menelao) quien para descubrir si se trataba de un engaño comenzó a llamar a los héroes griegos imitando la voz de sus respectivas esposas. Solamente la prudencia de Odiseo evitó que todos ellos respondieran desde dentro, lo cual hubiera revelado el engaño y habría significado la muerte para todos ellos.
Luego del banquete, todos se entregan al suave descanso.
11 Comments:
El anciano Nestor es una de las figuras más prominentes en La Ilíada, ahí podemos ver que no sólo aconsejaba acertadamente sino que, a pesar de sus años, combatía con inigualable valor, siendo Odiseo (mucho más joven) a quién prefería entre sus amigos por la prudencia y sabiduría de nuestro héroe. Don Quirón puede decirme ¿Como muere Agamenón? Gracias.
Tal es Néstor, siempre respetado por su gran sabiduría.
Le cuento, Profe, que lo sucedido con Agamenón luego de la guerra de Troya fue relatado el Jueves 22 de Junio del 2006 en este mismo blog y posteriormente se relató lo que ocurrió con los hijos del héroe, Ifigenia y Orestes, luego de ese episodio; eso lo relaté el Jueves 27 de Julio del mismo año. Si quiere molestarse a revisar los archivos va a encontrar las respuestas que busca de manera mucho más explícita de lo que podría hacer acá.
Fue una torpeza mía dar por sentado que todos sabían lo que había ocurrido y no poner ninguna aclaración del hecho.
¡Por favor! en todo caso la torpeza es mia que olvidé la conspiracion de Clitemnestra y Egisto..es que¡Ese alemán que me persigue! Bueno, fue lindo volver a leer esto y la historia de Ifigenia y Orestes también. Un abrazo.
¿A qué alemán se refiere, Profe?
Pero centauro...ése, el que te esconde las cosas, que te borra los nombres y los acontecimientos¡ése!...¿Cómo se llama?...¿El Jaime...Alf Zaimer...? no me acuerdo.
No tengo idea de a quien se refiere, pero si quiere avíseme y yo le rompo todos los huesos, sea de la nacionalidad que sea.
Ja-ja-ja Agradecido poderoso Ares, proceda nomás...
Don Ares usted es grosso, sabia??
¿Que si lo sé? ¡Claro, fui el primero en darme cuenta!
Es más, la gran mayoría todavía no es capaz de ver mi genialidad y me confunden con un simple gil. ¡No saben nada!
Lo que tenían los Griegos es que a cada rato se tenían que tomar un descanso. Como uno pero en un mundo de héroes. Es un poco decepcionante.
Hay dos términos que quisiera que me aclararan. Que es una libación, en el contexto del post anterior de Telémaco a Atenea y que es una hecatombe en su honor, ya que solo conozco el significado más venal de esos términos.
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