6º Trabajo de Hércules. Limpiar los establos de Augías.
El nuevo trabajo encargado al hijo de Zeus fue de lo más desafiante, pero aparentemente libre de riesgo, ya que Hércules debía limpiar en un solo día los establos del rey Augías, soberano de la Hélide en el Peloponeso. Este rey era hijo de Helios y había recibido de parte de su padre una enorme cantidad de ganado que fue reunido en un recinto sin posibilidad de salir y sin recibir ningún tipo de limpieza, por lo que el estiércol se fue amontonando en cantidades momumentales y había generado todo tipo de gérmenes que habían invadido toda la península, desatando grandes pestes.
Hércules tuvo que enfrentar tan vergonzosa tarea y lo hizo sin preocuparse. Se presentó ante Augías sin mencionar que había sido enviado por Euristeo y el rey creyó tan absurdo su pretensión de realizar la tarea en un solo día que ofreció trescientos bueyes si lo conseguía. El héroe acepto y Fileo, hijo del rey, fue con Hércules para ser testigo de lo que ocurriera.
Hércules se dirigió al establo y se puso a trabajar de inmediato, con toda su fuerza hizo un gran boquete en una de las paredes del recinto. Cuando éste estuvo listo, no perdió tiempo y fue trazando un surco en el suelo desde el boquete recién creado en una dirección que Fileo no terminaba de comprender, pero su sorpresa no tuvo límites cuando comprendió lo que Hércules pretendía hacer. Ese surco estaba dirigido hacia la conjunción de los ríos Alfeo y Peneo, ubicados a una altura superior a la del establo, con lo cual se lograría que las aguas de estos dos ríos fueran desviadas y atravesaran el lugar para limpiar así toda la suciedad allí reunida con el paso de los años.
Cuando Hércules terminó el surco, solo tuvo que mover la última roca, tal como lo vemos en la imagen.
Hércules tuvo que enfrentar tan vergonzosa tarea y lo hizo sin preocuparse. Se presentó ante Augías sin mencionar que había sido enviado por Euristeo y el rey creyó tan absurdo su pretensión de realizar la tarea en un solo día que ofreció trescientos bueyes si lo conseguía. El héroe acepto y Fileo, hijo del rey, fue con Hércules para ser testigo de lo que ocurriera.
Hércules se dirigió al establo y se puso a trabajar de inmediato, con toda su fuerza hizo un gran boquete en una de las paredes del recinto. Cuando éste estuvo listo, no perdió tiempo y fue trazando un surco en el suelo desde el boquete recién creado en una dirección que Fileo no terminaba de comprender, pero su sorpresa no tuvo límites cuando comprendió lo que Hércules pretendía hacer. Ese surco estaba dirigido hacia la conjunción de los ríos Alfeo y Peneo, ubicados a una altura superior a la del establo, con lo cual se lograría que las aguas de estos dos ríos fueran desviadas y atravesaran el lugar para limpiar así toda la suciedad allí reunida con el paso de los años.
Cuando Hércules terminó el surco, solo tuvo que mover la última roca, tal como lo vemos en la imagen.
Las aguas de los dos ríos cayeron con toda su fuerza y removieron toda la espantosa inmundicia hasta dejar el establo perfectamente limpio.
Augías no pudo creer lo que había ocurrido y no tenía ninguna intención de pagar lo pactado, por eso cuando supo que Euristeo había encargado la tarea dijo sentirse indignado con Hércules y negó lo acordado. Ante la protesta del héroe, Augías decidió someter la situación a arbitraje, seguro de vencer, pero Fileo se puso de parte de Hércules. Ambos fueron expulsados del reino por órdenes del rey, pero el hijo de Zeus reunió un grupo de hombres que estaban en contra de Augías y atacaron, dando muerte al rey y colocando a Fileo en el trono. Hércules abandonó aquel lugar con los trescientos bueyes.
Pero esos no fueron sus últimos pesares en esta tarea, porque Euristeo no reconoció este trabajo como símbolo de la penitencia que Hércules debía pagar ya que el héroe había obtenido un pago a cambio.
Este fue el otro trabajo, junto con la Hidra de Lerna, que Euristeo no tuvo en cuenta para llegar a los diez, por lo que todavía restaban seis tareas.
Augías no pudo creer lo que había ocurrido y no tenía ninguna intención de pagar lo pactado, por eso cuando supo que Euristeo había encargado la tarea dijo sentirse indignado con Hércules y negó lo acordado. Ante la protesta del héroe, Augías decidió someter la situación a arbitraje, seguro de vencer, pero Fileo se puso de parte de Hércules. Ambos fueron expulsados del reino por órdenes del rey, pero el hijo de Zeus reunió un grupo de hombres que estaban en contra de Augías y atacaron, dando muerte al rey y colocando a Fileo en el trono. Hércules abandonó aquel lugar con los trescientos bueyes.
Pero esos no fueron sus últimos pesares en esta tarea, porque Euristeo no reconoció este trabajo como símbolo de la penitencia que Hércules debía pagar ya que el héroe había obtenido un pago a cambio.
Este fue el otro trabajo, junto con la Hidra de Lerna, que Euristeo no tuvo en cuenta para llegar a los diez, por lo que todavía restaban seis tareas.
8 Comments:
El tal Euristeo era un reverendo hijito de su señorita madre ¡sin duda alguna!
Pensaba que si Heracles hubiese tenido que hacer esa labor hoy día, primero hubiese tenido que vencer la tenaz resistencia de los muchachos de Green Peace, que con panacartas y demás protestarían por la contaminación de los ríos. Póngale la firma. Un abrazo.
Tenga en cuenta, Profe, que Euristeo temía a Hércules y le había impuesto estas tareas con la única intención de que muriera en una de ellas.
Ahora no necesitaría desviar un río, simplemente se compra una manguera a presión y lo hace tranquilo.
Claro que el olor no se lo va a poder sacar de encima por un mes... pero bueno... ¡Bánquesela, m´hijo! ¿O sino para qué es héroe?
Estoy pasando a visitarlo luego de tanto tiempo... y tanto para leer.
¡Bue! Ya me iré poniendo al día, mientras le agradezco sus visitas.
Un abrazo y espero que me cuente como le está yendo en su nuevo estado civil.
Como dijo Emilio Salgari (autor del Sandokán): "Lo escrito permanece".
Lea tranquilo, Pitoti2, que para eso está y nadie lo va a sacar de acá.
Seguiré visitando su blog porque siempre me arranca una sonrisa.
La vida de casado está muy buena, por suerte todo va muy bien, le agradezco por preguntar.
Pobre Hercules, lo tienen de mulo.
al final los trabajos son cada vez menos heroicos. Por lo menos a mi limpiar los desechos de unas vacas no me resulta demasiado espectacular.
Y no, Nemesio, como espectacular no tiene mucho, tampoco es muy glamoroso que digamos. Igual, otro menos despierto que Hércules, habría tenido un enorme problema para limpiar todo eso en un solo día, pero estamos de acuerdo que eso de andar limpiando los baños de las vacas no es tarea propia de un héroe.
Hola!
Por los dioses, ¡qué ascazo! Qué poquito glamour, di tú que sí... De todas maneras, ¿por qué se pensaba Euristeo que Hércules moriría limpiando mierda? De acuerdo, puede que de asco sí, pero mucho más peligro no tiene, ¿no? Porque lo de la Hidra o lo de los pájaros esos blindados, pues sí que puede morira (de hecho, era bastante probable) pero limpiando los establos... Hombre, desde luego penitencia es.
Y nada más que añadir... Hasta otra historia!
Se puede pensar, Casandra, que esta tarea no tenía como finalidad el terminar con la vida del héroe, sino solamente humillarlo, lo cual estaría muy acorde con el odio (mezclado con el temor) que Euristeo sentía por Hércules, ya que resulta evidente que no había muchas posibilidades de que el protagonista del relato encontrara la muerte limpiando cacona luego de haber vencido a un león invencible, un monstruo de serpientes y todas las demás hazañas que había hecho.
Pero igualmente es una tarea que llama la atención por su falta de riesgo.
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