Ceremonia de graduación.
Un día se acercó a mí un joven que demostraba tener mucho potencial, se notaba que tenía un gran futuro por delante aún cuando le faltaba la guía necesaria para encaminar sus esfuerzos. Este muchacho me solicitó que me convirtiera en su maestro, su sensei, su senpai. Debo confesar que inicialmente consideré que mis días de maestro habían pasado, creí que no sería capaz de llevar adelante otro entrenamiento como los que antes eran tan comunes en mi vida, por lo que estuve a punto de declinar la oferta; pero después lo pensé otra vez, esta era la oportunidad de demostrarme a mí mismo (único juez al que debo demostrarle algo) que todavía podía realizar esas tareas, que todavía estaba vivo en mí el espíritu que permitía transformar a un niño con ansias en un guerrero consumado.
Finalmente acepté.
El nombre de este muchacho es Roberto Peturra.
Como todo joven estaba lleno de energías y quería canalizarlas a través de combates y demostraciones físicas, por lo cual mi primera lección fue que no utilizara la espada hasta no saber por qué usarla y contra quién hacerlo.
Lentamente fui introduciéndolo en las enseñanzas que mi maestra, la gran Atenea, me había legado, mostrándole la grandeza de esta ojizarca inmortal a quien tanto venero. No tardó mucho en hacerla él también su deidad guardiana.
La velocidad con la que progresaba este muchacho me llenó de asombro y orgullo, su aprendizaje funcionaba en forma excelente y estaba seguro que este muchacho llegaría lejos en su camino.
Paso a paso fue demostrando que adquiría las aptitudes necesarias para soltarse en este trayecto al que llamamos vida, era claro que faltaba poco para que pudiera soltar la mano de su maestro y comenzar a ser él mismo su propio guía.
Fue por esos días que decidí ponerle la última prueba a mi discípulo, lo invité a que me retara a una discusión en la cual utilizaría todo lo aprendido y demostraría así si estaba listo para iniciar su propia travesía. La discusión fue ardua, pero el pequeño Padawan la superó claramente, incluso quienes pudieron ser testigos del encuentro rescataron el gran esfuerzo y los enormes resultados que el pequeño Peturra había logrado.
Claramente el pequeño se había hecho hombre y el niño se había convertido en un guerrero.
Peturra se convirtió en Caballero de la Orden de Quirón.
La gran muestra de todo lo aprendido por este hombre es que en la votación por el perfil griego de Apolo, viendo que estaba a punto de superar a la mismísima Atenea, Peturra hizo una jugada magistral metamorfoseándose en otra personalidad y reduciendo el promedio del flechador lo suficiente para que quedara segundo (con todos los honores que ese puesto merece) detrás de la ojizarca. Por este acto completamente desinteresado y generoso en beneficio de Atenea, ella lo ha distinguido con el altísimo honor de ser el Caballero de Oro Peturra de Escorpio.
¡Felicitaciones, caballero dorado!
(Nótese que está escrito con el color que el mismo Peturra eligió).
Finalmente acepté.
El nombre de este muchacho es Roberto Peturra.
Como todo joven estaba lleno de energías y quería canalizarlas a través de combates y demostraciones físicas, por lo cual mi primera lección fue que no utilizara la espada hasta no saber por qué usarla y contra quién hacerlo.
Lentamente fui introduciéndolo en las enseñanzas que mi maestra, la gran Atenea, me había legado, mostrándole la grandeza de esta ojizarca inmortal a quien tanto venero. No tardó mucho en hacerla él también su deidad guardiana.
La velocidad con la que progresaba este muchacho me llenó de asombro y orgullo, su aprendizaje funcionaba en forma excelente y estaba seguro que este muchacho llegaría lejos en su camino.
Paso a paso fue demostrando que adquiría las aptitudes necesarias para soltarse en este trayecto al que llamamos vida, era claro que faltaba poco para que pudiera soltar la mano de su maestro y comenzar a ser él mismo su propio guía.
Fue por esos días que decidí ponerle la última prueba a mi discípulo, lo invité a que me retara a una discusión en la cual utilizaría todo lo aprendido y demostraría así si estaba listo para iniciar su propia travesía. La discusión fue ardua, pero el pequeño Padawan la superó claramente, incluso quienes pudieron ser testigos del encuentro rescataron el gran esfuerzo y los enormes resultados que el pequeño Peturra había logrado.
Claramente el pequeño se había hecho hombre y el niño se había convertido en un guerrero.
Peturra se convirtió en Caballero de la Orden de Quirón.
La gran muestra de todo lo aprendido por este hombre es que en la votación por el perfil griego de Apolo, viendo que estaba a punto de superar a la mismísima Atenea, Peturra hizo una jugada magistral metamorfoseándose en otra personalidad y reduciendo el promedio del flechador lo suficiente para que quedara segundo (con todos los honores que ese puesto merece) detrás de la ojizarca. Por este acto completamente desinteresado y generoso en beneficio de Atenea, ella lo ha distinguido con el altísimo honor de ser el Caballero de Oro Peturra de Escorpio.
¡Felicitaciones, caballero dorado!
(Nótese que está escrito con el color que el mismo Peturra eligió).
12 Comments:
¡Uhh! Si por entrar en un blog haciendose el misterioso le vamos a dar un premio a cualquiera, retomo mi lucha inclaudicable por el tan ansiado rasguñador de oro. ¡Y lo quiero IAAA!
Si, che dale a Pitoti el rasguñador de una vez. ¡Él se lo merece!
Otro blogger que no es Pitoti
Pitoti es un grande. Nada más por eso se merece un premio...
El otro Yo de Pitoti
Callate pitito, yo me la gané en buena ley, y aparte por q me la re banco.
Le agradesco la buena predisposición para conmigo desde un principio, y sepa q estos ultimos tres dias eh sufrido duros golpes, no creo q hayan notado mi ausencia, pero ver esto de parte suya , me dio no solo orgullo sino un envión animico q necesitaba.
Muchas Gracias Don Maestro Quirón
Atte: Roberto Peturra Lic. y caballero de la orden de Quirón.
Pd: las letras qedan exelentes!!
Pitoti2 (y otros bloggers que no son Pitoti2), sus esfuerzos son tenidos en cuenta y es posible que en algún momento se hagan merecedores de... algo (no sé si esto es bueno o no, pero es así)
Peturra, bienvenido al blog, Caballero de Oro de Escorpio a las órdenes de Atenea.
No quiero entrar en polémicas con el licenciado Peturrante, porque ha crecido en estos últimos tiempos, es de la pesada de los triperos y carga un sable laser, que lo hace atemorizante. Pero creo que al argumento de Quirón le falta un poco de sustento, pero ¡Bué!, es el pollo del troesma y tenía que justificar la cosa (de alguna manera) y si le quiere dar el premio al "ad látere genuflexo de diamante" allá él.
Solo sigo reclamando por los derechos de las minorias pseudo-intelectuales e ignominiosas, postergadas de la blogósfera.
Y si es para que el muchacho levante el ánimo...déle eso y más, por supuesto siempre dentro del decoro y las buenas costumbres digo, aunque usted como es medio bruto (en el sentido noble de la palabra), tendrá otros pensamientos y está bien... en fin que de tantos caballeros, se trasladará del Olimpo a Camelot ¿será?
Siga reclamando, Pitoti2, que algún día será escuchado
No, no, Profe, eso de Camelot pertenece a otra tradición, de otro país y no tiene nada que ver conmigo.
Ah, veo que lo ascendieron al pelagatoz ese de Peturra!! y bueno, algo merecía, teniendo que bancar todos esos ataques míos tan insistentes. Ya caerás Peturra, ya morderás el polvo del olimpo!!!!
No meta al Olimpo en sus peleas terrestres, Gemela, a ver si se enoja Zeus o quizá Hera, creyendo que usted es otra amiguita de Papote queriendo guerra y se arma flor de despelote.
Sepa Don Centauro , q ayer 4 de noviembre fue mi cumpleaños, y ya cargo con un cuarto de siglo en la espalda...
Roberto Peturra
Anny, un gusto tenerla por acá, espero verla seguido.
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