Castigo de Prometeo
Sean todos nuevamente bienvenidos, esta vez asistiremos al final de la historia de Prometeo.
Luego de todo lo antedicho tenemos que tener en cuenta que Zeus estaba como loco por lo hecho por Prometeo, pero más aún porque pudo librarse de la trampa de Pandora.
Zeus ordenó a Hefesto que encadenara a su rival a la cima del Cáucaso, Hefesto tuvo que cumplir la orden de su padre aunque con pesar ya que le caía bien Prometeo.
Muy lejos de solucionar algo, todo empeoró porque desde aquel elevado lugar, Prometeo comenzó a gritar improperios contra Zeus, denunciando su egoismo, su brutalidad y su orgullo. Su voz llegaba a todos lados.
Totalmente enfurecido, Zeus decidió tomar el asunto en sus manos y liberó a Prometeo solo para poder arrastrarlo al fondo del Tártaro, donde lo encadenó a una roca e hizo que todos los días apareciera un águila que le comiera el hígado, el cual se regeneraba por las noches. Se decía que Prometeo solo sería liberado si un inmortal tomaba su lugar en ese lugar, lo cual era imposible.
Es imposible precisar cuánto pasó Prometeo en aquel monstruoso castigo, lo que se sabe es que fueron muchos años, algunos hablan de siglos.
Con el tiempo Zeus fue perdiendo la furia y el odio hacia Prometeo, una de las causas de esto fueron sus contínuos amoríos con bellas mortales, representantes de la humanidad a la que su rival había defendido y ayudado.
Uno de estos amoríos tuvo como resultado el nacimiento de Hércules, quien ya de grande se cruzó con Prometeo encadenado y pudo observar el lamentable estado en que se encontraba; con un flechazo hirió el águila que lo atormentaba, pero no podía sacarlo de allí hasta ser reemplazado por un inmortal.
El mismo Hércules tuvo un episodio desafortunado, estaba cazando y disparó una flecha envenenada, pero falló el tiro y acertó… ¡A MI! ¡A su gran maestro Quirón! El veneno invadió mis venas y yo sentí como si todo mi interior estuviera siendo frito en ácido.
Mi reacción fue muy adulta y madura y comprendí y perdoné inmediatamente al muchacho. Bueno, no tanto, en realidad mi primera reacción fue ésta.
Luego de todo lo antedicho tenemos que tener en cuenta que Zeus estaba como loco por lo hecho por Prometeo, pero más aún porque pudo librarse de la trampa de Pandora.
Zeus ordenó a Hefesto que encadenara a su rival a la cima del Cáucaso, Hefesto tuvo que cumplir la orden de su padre aunque con pesar ya que le caía bien Prometeo.
Muy lejos de solucionar algo, todo empeoró porque desde aquel elevado lugar, Prometeo comenzó a gritar improperios contra Zeus, denunciando su egoismo, su brutalidad y su orgullo. Su voz llegaba a todos lados.
Totalmente enfurecido, Zeus decidió tomar el asunto en sus manos y liberó a Prometeo solo para poder arrastrarlo al fondo del Tártaro, donde lo encadenó a una roca e hizo que todos los días apareciera un águila que le comiera el hígado, el cual se regeneraba por las noches. Se decía que Prometeo solo sería liberado si un inmortal tomaba su lugar en ese lugar, lo cual era imposible.
Es imposible precisar cuánto pasó Prometeo en aquel monstruoso castigo, lo que se sabe es que fueron muchos años, algunos hablan de siglos.
Con el tiempo Zeus fue perdiendo la furia y el odio hacia Prometeo, una de las causas de esto fueron sus contínuos amoríos con bellas mortales, representantes de la humanidad a la que su rival había defendido y ayudado.
Uno de estos amoríos tuvo como resultado el nacimiento de Hércules, quien ya de grande se cruzó con Prometeo encadenado y pudo observar el lamentable estado en que se encontraba; con un flechazo hirió el águila que lo atormentaba, pero no podía sacarlo de allí hasta ser reemplazado por un inmortal.
El mismo Hércules tuvo un episodio desafortunado, estaba cazando y disparó una flecha envenenada, pero falló el tiro y acertó… ¡A MI! ¡A su gran maestro Quirón! El veneno invadió mis venas y yo sentí como si todo mi interior estuviera siendo frito en ácido.
Mi reacción fue muy adulta y madura y comprendí y perdoné inmediatamente al muchacho. Bueno, no tanto, en realidad mi primera reacción fue ésta.
Pero luego me calmé y hablé a Zeus.
–Che, Papote, todo muy lindo con esto de la inmortalidad, pero ¿qué te parece si me la sacás así muero tranquilito?
–No puedo, Quirón, para hacer eso tendría que sacar a alguien del Tártaro y hacer el cambiazo.
–¡Y bueno! Mirá –Zeus era el más poderoso, pero no siempre el más inteligente–, te ponés la camiseta de DT y pedís cambio: sale Prometeo del Tártaro y entro yo.
–Pero… ¿te parece?
–Oime, ¿vos te pensás que estos espasmos que tengo son porque estoy bailando una chacarera? No, pibe, es que siento como si mis venas estuvieran siendo recorridas por ríos de lava incandescente. ¡Claro que me parece! ¡Y apurate, de una vez!
Así fue como Prometeo fue liberado del Tártaro, aunque siempre llevó un anillo de hierro con una piedra del Tártaro, quizá para que recordara lo que podía pasarse si seguía molestando a Zeus.
Yo obtuve mi descanso tan ansiado, luego Hércules habló con su papucho para que yo fuera admitido en el Olimpo, aunque teniendo en cuenta los humores de Zeus, los celos de Hera, las traiciones entre inmortales, los despelotes, etcétera, muchas veces no sé si Hércules me había hecho un favor o si me embromó por segunda vez.
No, es lindo estar acá.
–Che, Papote, todo muy lindo con esto de la inmortalidad, pero ¿qué te parece si me la sacás así muero tranquilito?
–No puedo, Quirón, para hacer eso tendría que sacar a alguien del Tártaro y hacer el cambiazo.
–¡Y bueno! Mirá –Zeus era el más poderoso, pero no siempre el más inteligente–, te ponés la camiseta de DT y pedís cambio: sale Prometeo del Tártaro y entro yo.
–Pero… ¿te parece?
–Oime, ¿vos te pensás que estos espasmos que tengo son porque estoy bailando una chacarera? No, pibe, es que siento como si mis venas estuvieran siendo recorridas por ríos de lava incandescente. ¡Claro que me parece! ¡Y apurate, de una vez!
Así fue como Prometeo fue liberado del Tártaro, aunque siempre llevó un anillo de hierro con una piedra del Tártaro, quizá para que recordara lo que podía pasarse si seguía molestando a Zeus.
Yo obtuve mi descanso tan ansiado, luego Hércules habló con su papucho para que yo fuera admitido en el Olimpo, aunque teniendo en cuenta los humores de Zeus, los celos de Hera, las traiciones entre inmortales, los despelotes, etcétera, muchas veces no sé si Hércules me había hecho un favor o si me embromó por segunda vez.
No, es lindo estar acá.
6 Comments:
Al final no tan grande Hercules, muy fea la actitud!!
Q tan lindo Don???
Ya de por sí, el hecho de poder ver a Afrodita todos los días, de charlar con Atenea, escuchar anécdotas de todos ellos, etcétera es un placer incomparable.
Además tengo ciertos beneficios, con tal de que le mande mensajes a los inmortales la gente es capaz de hacer cualquier cosa.
pa´mi que el herculapio ese... lo lastimo Icc. por la envidia que le daba la "particular" relación que tenía Aquiles con Ud.
yo que ud le hago una intervención media silvestre y verá que tengo razón
No habría por qué de tales celos, con todos mis estudiantes tuve la misma relación, especialmente Aquiles y Hércules, dos de mis mejores alumnos.
No sé a qué se refiere con eso de intervención salvaje.
¿Quién hubiese preferido continuar en el Tártaro? cierto que llegó allí para librarse de acervos dolores,(así que Zeus no lo embromó sino que lo favoreció) por tanto su traspaso al Olimpo podría ser una broma, pero por esta circunstancia la primera ¿verdad? o sea no puede decir "me embromo por segunda vez" el furibundo Zeus es malo pero no tanto ja-ja Una "preguntonta"... cuando estuvo en el Tártaro ¿lo encadenaron también?
Cuando hablaba de ser embromado por segunda vez me refería a Hércules, no a Zeus. Primero me cachó con el flechazo y después mandándome al Olimpo. Pero tiene razón al decir que nadie hubiera permanecido en el Tártaro (donde no me encadenaron, no había motivo).
Ciertamente es muy bueno estar en el Olimpo.
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