lunes, enero 14, 2008

La historia de Dédalo (2º parte).

Minos comenzó a buscar a Dédalo por todos lados, sabiendo que el arte que este hombre poseía era de máxima importancia para su reino, ya que se contaba que había aprendido sus artes de Atenea en persona.
Sabiendo que el famoso inventor desearía ocultar su presencia ante él, Minos desarrolló un acertijo práctico y ofreció una recompensa a cualquiera que pudiera resolverlo. El juego consistía en un espiral hueco y el objetivo era pasar un hilo a través de él. La respuesta le llegó desde Camico, en donde un hombre había atado un pequeño hilo a una hormiga y la había hecho caminar por dentro del espiral, logrando así el cometido.
Seguro de que no podía tratarse de otro que no fuera Dédalo, Minos se dirigió inmediatamente a la corte del rey Cócalo y le exigió que trajera al gran creador frente a él. El rey meditó y respondió que actuaría según se lo solicitaba y entregaría a Dédalo, pero antes invitaba a Minos a que disfrutara de un baño para reponer las energías después del viaje.
Minos aceptó gustoso, pero luego lamentó su error ya que las hijas de Cócalo le arrojaron agua hirviendo hasta que la muerte liberó del tormento al rey de Creta. Hay historias que dicen que fue el propio Dédalo quien hizo hervir el agua cuando Minos tomaba su baño para no tener que volver a estar bajo su mando.
Se cuenta que Dédalo tomó como aprendiz a su sobrino, el joven Perdix, quien tenía una gran inteligencia y aprendía velozmente lo que su tío le enseñaba. Perdix mostraba gran astucia a la hora de aprender y no tardó mucho en inventar distintas herramientas que demostraron ser muy útiles en los talleres.
Lamentablemente, Dédalo comenzó a sentir cierta envidia hacia su sobrino y ésta fue creciendo más y más hasta volverse demasiada intensa como para ser ignorada. En una oportunidad, estando sobre el templo de Atenea, Dédalo no fue capaz de evitar el sinsabor que le generaban los logros de su sobrino y lo empujó al vacío para librarse de él. Afortunadamente, Atenea favoreció el ingenio del joven y lo transformó en un ave, la perdiz, con lo cual salvó su vida.
Dédalo fue juzgado por este acto y desterrado.
Se cuenta que fue a instalarse con Yolao, sobrino de Hércules, quien se había establecido con varios colonos griegos en la isla de Cerdeña.

5 Comments:

Blogger Ailin said...

Esos estaban todos locos.

enero 15, 2008 10:08 p. m.  
Blogger Centauro said...

No estoy seguro de a quienes se refiere, pero es muy cierto que en los relatos de este tipo hay una gran cantidad de locura mezclada.
Pero eso también le agrega un lindo color a estas historias.

enero 16, 2008 9:12 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me impacta que alguien con unamente tan creativa y lúcida sea asimismo capaz de albergar ese vil sentimiento que es la envidia....¿acaso no era él también creativo e ingenioso? ¡Ay, la triste condición humana!
Un abrazo Don Quirón

enero 16, 2008 1:41 p. m.  
Blogger Centauro said...

Era un genio en su trabajo, Profe, pero nada de eso significa que fuera noble o bondadoso. Se ve que no le gustó nada el hecho de que hubiera alguien que podía robarle, aunque más no fuera, un poco de protagonismo.
Además, la envidia es un afecto que nadie puede decir que jamás sintió, pero de ahí a matar...

enero 16, 2008 3:06 p. m.  
Blogger Facundo said...

Buenas Centauro. Cuánto tiempo sin comentar... Que no comente no significa que no lea tus artículos. Simplemente excelentes. Incrementa mi conocimiento.

enero 22, 2008 9:27 p. m.  

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