sábado, marzo 28, 2009

2º Podio de los héroes

Nuevamente las cegadoras luces de la gran fiesta que estaba a punto de realizarse se encendían para dar paso a todo el esplendor de tan maravillosa gala que nos reunía a todos, o para ser un poco más sinceros, las cuatro velas que me prestaron en el pueblo fueron prendidas para que los cinco gatos locos que estábamos acá no nos chocáramos los unos con los otros y pudiéramos hacer todo esto sin tropezarnos con todo.

Otra vez comprobé la ausencia de varios de los dioses, los cuales no habían estado del lado griego en la guerra de Troya y por eso no tenían intención de honrar a sus más valerosos guerreros.
Los jueces entraron y ocuparon sus asientos mientras yo hacía como si estuviera muy ocupado con algo, en realidad estaba haciendo tiempo para ver si llegaba alguien más.
Cuando la espera se hacía larga, tomé la desición de comenzar, pero fui interrumpido por la entrada de Facundo, que no quería perderse la ceremonia.
Segundos después se cerraron las puertas y se hizo entrar al protagonista de la velada.
La noche estaba dedicada a la figura de Ayax Telamón y en su honor fueron dichas unas palabras que destacaban los sucesos más importantes de su vida ante la aprobación de los dioses y luego se procedió a la votación.
El primer juez en subir al estrado fue alguien que no conocíamos, parecía tener una máscara, pero su forma de hablar y caminar me hacían recordar mucho a otra persona. Este juez habló muy bien acerca de Ayax y recordó el pasaje de la Iliada que relata su lucha contra Héctor como uno de los más dramáticos de toda la obra para luego adjudicarle un 9.
Antes de que bajara del escenario le comenté que me hacía acordar a alguien y él respondió que recién había salido de un baile de disfraces y se había olvidado de quitarse la máscara. Al hacerlo todos pudimos ver que se trataba del Profe. ¡Ya me parecía!
En segundo lugar tuvimos la palabra de Nemesio, quien relató que estuvo a punto de repetir el voto del Profe, pero que las circunstancias que motivaron su muerte, así como las características de la misma, le hicieron cambiar de opinión hasta llegar a la nota final de 6.
Finalmente, Facundo alabó al héroe, aunque criticó su rencor y ansias de venganza contra sus aliados, por lo que consideró que un 7 era la nota más justa.
Ahí mismo saqué un papelito y un lápiz y comencé a hacer cuentas, eran 22 puntos divididos entre 3 jueces… me llevo el 1, más 2…. ¡YASTÁ! Ayax se inscribe en nuestra lista con un 7,33.

No se pierdan la próxima presentación donde conoceremos a Belerofonte y también presentaremos el podio de los héroes con los primero tres resultados y sus posiciones en la lista.

viernes, marzo 20, 2009

Perfiles Griegos 2: Ayax.

Sean todos nuevamente bienvenidos al torneo más espectacular de todos los tiempos, el más divertido, interesante, solicitado y requerido por toda la familia, “Perfiles Griegos 2, ahora robamos con los héroes”.
Bueno, quizá haya alguna pequeña exageración en mis palabras, pero nada demasiado grande.
El personaje que hoy nos reúne es Ayax (a veces llamado Ayante), uno de los más importantes guerreros griegos que atacaron Troya.
Vale hacer una aclaración, porque en la historia griega hay dos personajes con este nombre, uno era conocido como “el menor” o “el pequeño” y el otro era referido como “el grande” o “el mayor”; en este caso se hablará del grandote, limitando la historia del otro a simplemente decir que mereció morir como murió por la ofensa que había hecho contra la maravillosa Atenea, al violar a una de sus sacerdotisas sobre un altar de la ojizarca cuando se estaba realizando el saqueo de Troya.
Como ocurre con muchos de los personajes importantes de la antigua Grecia, a este héroe se lo llamaba también por un derivado del nombre de su padre, por lo que se lo llamaba Ayax Telamonio, ya que su padre se llamaba Telamón.
Esta es una escultura hecha en su honor:

En uno de los primeros pasajes de la Ilíada se cuenta que decidieron poner fin al combate decidiendo la guerra a la manera antigua, el mejor de un bando contra el mejor del otro, por parte de los troyanos se presentó Héctor y por parte de los griegos tomó las armas Ayax. El combate fue tremendo y muchas veces estuvieron ambos a punto de acabar con la vida del rival, pero tuvieron que suspender el enfrentamiento por la caída de la oscuridad, la cual decretó que luego de todo un día de lucha cada uno regresara con sus hombres sin haber un vencedor o un vencido. El respeto mutuo los llevó a intercambiar presentes que resultaron ser funestos, Héctor le obsequió una espada en reconocimiento de su valor y su fuerza (ya veremos por qué lo de “presente funesto”) y Ayax le entregó un tahalí de púrpura (que luego Aquiles utilizaría para atarlo a su carro cuando lo mató y arrastrarlo hasta las naves griegas).
El resultado del combate no es extraño, porque a pesar de que Héctor era claramente lo mejor que la ciudad podía ofrecer, Ayax era conocido por su gran tamaño y su gigantesca fuerza, motivos por lo cual se lo conocía como segundo solo detrás de Aquiles, lo cual no es decir poco. Acompañado por su formidable escudo, Ayax era rival de temer para cualquiera, como lo vemos en la imagen haciendo huir a los enemigos:


Según los relatos de Homero, Ayax no recibió ayuda de ninguno de los dioses durante la batalla y, aún así, no recibió ningún tipo de heridas durante los diez años que duró la misma.
Cuando Aquiles fue muerto por una flecha de París, Ulises y Ayax lucharon contra los troyanos para recuperar el cuerpo y enterrarlo junto con el de Patroclo. Ayax llevó el cadáver.



Ulises y Ayax tuvieron una disputa para ver quién se quedaba con la armadura del Pélida, la cual había sido fabricada nada más ni nada menos que por Hefesto.
Finalmente fue el rey de Ítaca quien conservó las vestiduras por decisión de Agamenón, jefe de la fuerzas aqueas y eso hizo que Ayax se volviera loco de furia. Sófocles cuenta la historia de Ayax, diciendo que llevado por Atenea, defensora de Ulises y los átridas (Menelao y Agamenón, hijos de Atreo), confundió a un grupo de ovejas con los jefes del ejército griego y asesinó a todos los animales para vengarse de lo que él consideraba una ofensa. Cuando recuperó el juicio observó lo que había hecho y se llenó de vergüenza y humillación y decidió quitarse la vida con la espada que Héctor le había dado.
Los dejo con las palabras del propio Ayax:

“El homicida hierro está muy bien para cortar. Regalo es de Héctor, el hombre más aborrecido por mí de todos los enemigos, y el que más odio me inspiraba al verle. Clavado estuvo en la enemiga tierra de Troya, recién afilado con la piedra que aguza el hierro. Y yo lo he hincado bien, disponiéndolo del modo que más me conviene para morir pronto. Así todo lo tengo bien preparado. No falta sino que tú ¡oh Zeus!, como es natural, me asistas el primero. Te pido no alcanzar larga senectud. Envía por mí un mensajero que lleve a Teucro la mala nueva, para que sea él el primero que me levante al caer atravesado por esta espada, recién teñida en mi sangre; no sea que visto antes por alguno de mis enemigos, me arroje, exponiéndome como pasto, a los perros y a las carnívoras aves.”

jueves, marzo 12, 2009

Podio de los héroes: Aquiles.

Nuevamente me vi comenzando la tarea de organizar la ceremonia de votación, esta vez para uno de los más famosos hérores que la tradición antigua nos ha legado, se trataba nada más ni nada menos que de el pélida Aquiles. El salón estaba listo, yo había destinado asientos para todos los dioses, aunque sabía que algunos de ellos no acudirían a la cita por haber estado a favor de Troya en la gran guerra.
Tomé mi smocking, el cual no usaba desde la última ceremonia donde se tuvo por centro a Hades y lo vestí no pudiendo ignorar que había aumentado algunos kilos desde aquella ocasión.
Cuando todo estuvo listo ordené que abrieran las puertas y lentamente fueron llegando los dioses; no me sorprendió ver la ausencia de Apolo, por ejemplo.
Al poco rato llegó el Profe y ocupó su puesto de juez.
El tiempo continuaba pasando y no llegaba nadie más al recinto, mientras comenzaba a preguntarme si alguien más vendría o si ya estábamos todos los que éramos.
Los dioses comenzaron a mirarme para ver cuando arrancaba con la votación y decidí esperar un poco más. Por las dudas.
Mis esperanzas se vieron satisfechas cuando entró Nemesio al lugar y ocupó su lugar junto al Profe.
Segundos después, me dirigí al público presente y todo empezó.
Saludé a los presentes y les agradecí su participación, luego hice entrar a Aquiles, quien subió de su morada eterna con en consentimiento de Hades y estuvo todo el tiempo envidiando nuestra existencia viva y lamentándose ser solo un ánima incorpórea.
Luego de leer los hechos más importantes de su vida se procedió a la votación. El Profe fue el primero en subir al escenario y alabó la valentía y la inteligencia del héroe, también hizo mención de su invulnerabilidad y nos recordó el episodio en que Ares fue herido gracias a la intervención de Atenea. Su puntaje fue un 9 debido a que le restó un punto por el rencor y crueldad que Aquiles había evidenciado.
Luego fue el turno de Nemesio, quien también hizo notar que se trataba de un personaje muy importante, pero le descontó puntos por ser un héroe con un punto débil bastante pobre (no como el de Sigfrido) y por haber cambiado de bando, aunque sea con la intención, con eso de lucho-no lucho-quiero que ganen los griegos-quiero que ganen los troyanos… Su puntaje fue un 7.
Sin necesidad de cuentas complicadas tenemos un promedio de 8 puntos con los cuales doy por finalizada la votación y despido a los presentes invitándolos a la próxima entrega en la cual hablaremos de Ayax.

miércoles, marzo 04, 2009

Perfiles Griegos II: Aquiles.

Sed todos vosotros bienvenidos a esta nueva entrega de Perfiles Griegos. Luego de la exitosísima primera versión de este podio inusual, ahora nos metemos en esta nueva apuesta en la cual evaluaremos a los héroes de la antigüedad helena.
Y digo “exitosísima” sin exagerar, ya que fueron muchos los que se sumaron a este juego y opinaron y votaron a cada uno de los dioses presentados para darle vida a estos inmortales personajes.
Como siempre, mi agradecimiento a cada uno de ustedes y ahora lo uno a la invitación para esta nueva empresa.

Empecemos entonces con uno de los más importantes héroes de toda la antigüedad, que no tuvo la culpa de que muchos siglos luego fuera interpretado en el cine por un actor supertrabajado con productos de belleza que solo servía para generar ganancias sin tener la menor importancia el hecho de que estaba destruyendo la historia de la guerra de Troya.
Damas y caballeros, les presento a Aquiles.

Aquiles era hijo del gran Peleo, rey de los mirmidones y de Tetis, una de las nereidas (hijas de Nereo) a quien se suele confundir con la titánide del mismo nombre, confusión acrecentada por el hecho de que la madre de nuestro héroe era nieta de la titánide.
Debido al nombre del padre, Aquiles era también conocido como el Pélida (hijo de Peleo) y por su velocidad al correr se lo llamaba “el de los pies ligeros”.
La leyenda popular cuenta que su madre lo sumergió en la laguna Estigia sujetándolo del talón, con esto se buscaba lograr la invunerabilidad de su cuerpo a todas las armas, quedando solamente esa porción de su pie sin proteger por no permitir la mano de su madre el contacto con el agua.
Si bien esta leyenda es famosa, en la Ilíada se relata (no recuerdo donde y no voy a releer todo el libro solo para dar la cita) que Aquiles sufre una herida menor, con lo cual la leyenda debería ser tenida por, al menos, dudosa. La realidad es que Aquiles se convirtió en el guerrero más fabuloso que existió en las islas griegas y todos temían su nombre.
Desde pequeño fue entregado para su educación a mí, Quirón, quien me ocupé de entrenarlo tanto en cuerpo como en su espíritu para ser un guerrero y un rey.

Cuando ya era un guerrero consagrado, se armó la flota griega para luchar contra Troya. Su madre fue a visitarlo y predijo que si se quedaba en su tierra tendría una vida feliz y larga, con esposa y descendencia, pero si iba a la guerra no volvería con vida y su nombre alcanzaría la fama y la gloria eternas. Esta decisión de Aquiles nos muestra que su deseo de reconocimiento estaba por encima de sus ambiciones terrenales, prefiriendo ser el héroe en que se convirtió que solo un hombre más.
La guerra de Troya duró diez años y durante ellos Aquiles se convirtió indiscutidamente en el guerrero más importante de las fuerzas aqueas, hasta que una discusión con Agamenón, líder griego, hizo que su furia estallara y retirara a sus hombres del combate.
Esto ocurrió debido a que la peste se había extendido por el campamento aqueo y se descubrió que era por flechas lanzadas por Apolo, ya que una de sus sacerdotisas, Criseida, había sido esclavizada por Agamenón. Aquiles fue inflexible y la mujer fue devuelta, pero el jefe tomó para sí a Briseida, esclava de Aquiles. Sintiéndose insultado, Aquiles abandonó el combate, prefiriendo sostener su orgullo antes que la batalla. A diferencia de lo mostrado por Hollywood, Aquiles jamás se enamoró de Briseida, sino que fue su orgullo lo que generó su retirada.
De nada sirvieron los ruegos de todos los griegos, especialmente de Ulises, para que volviera, los troyanos estaban aprovechando su ausencia y pasaban a vencer a los griegos. Aquiles llegó a rogar a Zeus que concediera la victoria a los defensores y destruyera a Agamenón.
Uno de sus hombres, Patroclo, tomó secretamente su armadura y, haciéndose pasar por él, llevó a sus hombres a luchar, pero fue muerto por Héctor, quien creyó haber matado a Aquiles.
El héroe quedó devastado al enterarse de la muerte de su amigo.


Llevado por el dolor y el deseo de venganza, Aquiles volvió a luchar. Con toda su furia no se detuvo en la sangrienta masacre y creó montañas de cadáveres hasta que finalmente pudo enfrentarse con Héctor. Entre los dos no hubo ningún tipo de lucha, ya que apenas se encontraron Aquiles atravesó con su lanza la garganta del troyano, matándolo al instante.

Aquiles ató el cadáver del príncipe de la ciudad y lo arrastró humillantemente hasta su campamento, como vemos en la imagen.

Tiempo después se le presentó Príamo, rey de Troya, ayudado por Hermes y sus ruegos sufrientes ablandaron al asesino de su hijo y éste le devolvió el cuerpo inerte de Héctor en uno de los pasajes más conmovedores de toda la epopeya.
Pero el propio héroe sabía que no iba a sobrevivir a la batalla y no pudo evitar su destino. París, quien había raptado a Helena y motivado la guerra, le disparó una flecha que fue guiada por Apolo y acabó con su vida, no pudiendo así ver concluida la empresa bélica, pero asegurando su gloria para toda la eternidad.
Sus huesos fueron mezclados con los de Patroclo (algún día hablaremos de esta relación) y se celebraron juegos fúnebres como nunca antes había habido.
Tiempo después, Ulises se encontraría con su espíritu en el Hades, cuando volvía a Ítaca, como relatamos en los cantos de la Odisea.

Hay mucho más para contar de este héroe, pero creo que ya me extendí bastante.
El resto lo dejo librado a vuestras curiosidades.

Recuerden que todos pueden votar por Aquiles adjudicándole un puntaje entre 1 y 10 en los comentarios.