martes, junio 27, 2006

Primera entrega de premios: El buho de oro.

Inauguramos hoy con gran pompa, tromba y konga, la entrega de premios “El búho de oro”, como todos saben (digo yo) el búho es atributo de Atenea (¡Grande genia!) y simboliza la sabiduría, es por eso que este premio es para quien demuestra gran conocimiento y sagacidad. Hoy, la entrega es doble.
Primero haré entrega del premio a... tan tan tan tan El Profe, quien con su gran perspicacia notó que en la entrada “París y la manzana” no había hablado de la manzana.
¡Sí, soy bobo y qué!
El intento de recurrir a los dioses para que lo lincharan vivo no resultó, ya que los dioses se excusaron sutilmente con frases como: “No me rompas las pelotas”, “¿A quién cuernos le importa eso”, o el sabio: “Si te mandaste una cagada hacete cargo”. Por mi parte ya estoy viejo para andar cazando y por eso obedezco el dicho: “Si no puedes contra ellos, úneteles”
El segundo premio es para... El Profe también, quien me hizo notar que Electra es la versión femenina de Edipo (y no la masculina como yo había dicho).
Por lo tanto el gran Profe se alzó con dos estatuillas doradas y los demás participen cuanto quieran, a ver si se hacen merecedores del gran premio que ambiciona a todos (¡Pará un poquito!).

Otro tema. No tienen idea del despelote que se armó cuando corrió la bola de que la segunda entrega de Perfiles Griegos se referiría a mi gran maestra Atenea, Hera puso el grito en el cielo (es decir a tres metros de donde estamos nosotros) porque “no puede ser que la elegida no sea yo”, que “yo soy la reina de los dioses”, que “me toman por la hija de la pavota”, que “al final me toman para la chacota”, etcétera. Teniendo en cuenta que Atenea está de viaje lejos y Hera está en el Olimpo... cerca, creo que lo más lógico es hablar de ella, o sino irme a vivir a otro lugar, bien lejos de la furia de Hera.
Nos veremos pronto.

jueves, junio 22, 2006

Agamenón y una familia muy normal.

Y finalmente la actualización ha llegado, tarde pero seguro.
Sin más preámbulo, la historia.
Agamenón era el rey de Micenas y era el más poderoso de los reyes griegos de aquel entonces, era hermano de Menelao, rey de Esparta, y su padre era Atreo, por lo cual a ambos los llamaban los Átridas.
Cuando se produjo el rapto de Helena por París, Menelao acudió a su hermano para ir a rescatarla y éste accedió, aunque no solo movido por motivos de lealtad a su hermano, sino que también le interesaba tomar Troya. Así ambos reyes formaron un enorme ejército que estuvo al mando de Agamenón y estuvieron listos para partir, pero una feroz tormenta se los impedía. La calma iba desapareciendo día tras día y los hombres comenzaban a murmurar que era una señal de los dioses en contra de la travesía griega hacia Troya.
Agamenón vio que aquello era bastante malo para sus tropas y consultó con adivinos y charlatanes semejantes. El resultado fue que estos manochantas de la Grecia antigua dijeron que era la furia de Artemisa la que mantenía la tormenta y que ésta solo se calmaría si Agamenón sacrificaba a su propia hija.
Obviamente, todos creyeron que la cosa estaba muy mal porque Agamenón no iba a hacerlo, pero cuando el chorro de sangre de la pobre Ifigenia comenzó a saltar para los cuatro costados notaron que se había equivocado.
Aunque claro, en la mitología no todo es lo que parece. Artemisa estaba atenta a lo que ocurría y le pareció algo inaceptable que el muy turro no tuviera ningún inconveniente en hacer pelota a su propia hija para poder librar una guerra solo por ambición, por lo que, sin que nadie lo notara, tomó a Ifigenia y la cambió por una burda copia. Así, Ifigenia terminó siendo sacerdotisa de Afrodita mientras que todos los griegos creían que Agamenón la había partido al diome.
La guerra de Troya duró diez años (algún día hablaremos de esto) y vencieron los griegos. Agamenón volvió a Micenas, solo para encontrarse en medio de una trampa urdida por su esposa Clitemnestra (hermana de Helena, la esposa de Menelao) y su amante Egisto. Muchos dicen que en parte fue motivada por conocer lo ocurrido con Ifigenia, pero yo no sé.
Mucho tiempo después, Electra y Orestes se encontraron en la tumba de su padre y se dispusieron a tomar venganza. Orestes había recibido la indicación del oráculo de Apolo para vengarse y Egisto fue asesinado por Orestes.
Todo muy lindo, pero luego Orestes se volvió medio loco y fue perseguido por las Erinias. Orestes argumentó que su asesinato fue ordenado por Apolo y esto llevó a que Atenea (¡Grande Atenea!) armara un juicio en el que los votos estuvieron tan divididos que Atenea (¡Humille, Maestra!) decidió su absolución y el pirulín quedó libre.
Electra fue tomada como la versión masculina de Edipo; es más, hay muchos que hablan del Complejo de Electra (en lugar de Complejo de Edipo femenino). Obviamente esto nace del hecho de querer vengar al padre, matando a la madre.
Un poquito de psicoanálisis de paso.
Esta es la historia del Átrida Agamenón, rey de micenas y su familia muy normal.
Hace que uno piense un poquito y valore más la flía que le tocó en la rifa de la vida ¿no?

martes, junio 13, 2006

Perfiles Griegos. Primera entrega: “Papote” Zeus.


Buenas tardes, amable teleplatea, en esta oportunidad nos hemos reunido para homenajear al más importante de todos los dioses del panteón griego, por supuesto que estoy hablando del rey de los dioses, el grandote o, como a él le gusta que le digan, “Papote” Zeus.
Sexto de seis hermanos, Zeus tuvo desafíos desde niño; es más, incluso nacer fue apoteótico para él, tanto que casi no sobrevive. Cuenta la leyenda que su padre, Cronos, había luchado contra su propio padre, Urano, porque éste enterraba a sus hijos al nacer. Armado por Gea, su madre, Cronos desafió a Urano y lucharon en una playa en la cual la victoria le sonrió al joven, quien con su guadaña castró (¡Ugh!) a su padre y le quitó el trono y la autoridad. Pero estas cosas son así, ¿viste? si le robás algo a alguien después no querés que te lo roben a vos, entonces Cronos pasó a ¡DEVORARSE! a los hijos que tenía con Rea, su hermana y esposa (sí, son todos unos degenerados) para que ninguno de ellos se revelara contra él (nunca un poquito de amor paternal). Rea no quiso que esto mismo le ocurriera a su sexto hijo (la boluda esperó cinco hijitos comidos para reaccionar) y escondió al pequeño Zeucito, dando a Cronos una pieda para que comiera. Bueno, la cosa es que Cronos no se avivó, creyó que había comido a Zeus y se quedó tranquilito. Pero no.
Zeucito fue entregado a una cabra, Amaltea, que lo crió. Al morir la cabra, Zeus tomó su piel y creó un escudo llamado la égida con la cual se protege él y también Atenea.
Zeus creció juerte y jornido, sus muchas andanzas sexuales fueron quichicientos millones más unas cuantas que ni él mismo recuerda, pero hubo dos que fueron especiales porque se convirtieron en sus esposas: Metis y Tetis (vale aclarar que estas dos eran hermanas de Cronos y Rea, por lo tanto eran tías de Zeus. No, si esto es un flor de quilombo).
Puede ser que esto esté pareciéndose a una telenovela venezolana, pero no lo es... es griega.
Zeus jamás fue fiel a sus esposas, tuvo muchos hijos con otras diosas y mujeres, él es el padre de dioses como Atenea, Apolo y Artemisa, Perséfone, Hermes, etcétera, así como de héroes tales como Perseo, Pólux, Sarpedón y muchos más.
De una de estas esposas Zeus obtuvo un brebaje único, que supo utilizar a la perfección. Zeus se juntó con Cronos y se lo hizo tomar, inmediatamente Cronos tuvo arcadas y vomitó... ¡A LOS CINCO HIJOS QUE SE HABÍA COMIDO AÑOS ATRÁS!
A que esto jamás se le ocurrió a Migré o uno de esos ¿eh? ¡Flor de culebrón!
Poseidón, Hades, Hestia, Deméter y Hera aparecieron frente a Cronos mientras le decían cosas como: “Tomá, gil, el Zeus nos rescató” o el cancheresco: “Chiva, chiva, a llorar a la iglesia”.
Tiempo después, Zeus se casó con su hermana Hera (Sí, con la hermana, igualito a sus papis) y tuvieron como hijos a dioses que vivieron con ellos en el Olimpo (Hefesto, Ares), aunque también Zeus tuvo muchos hijos con otras diosas y mujeres que llevaron a Hera a estar siempre celosa y odiando a todas sus amantes. El más famoso hijo extramatrimonial de Zeus fue Heracles, a quien Hera siempre odió y quiso matar.
Pero esto tan lindo duró poco, porque Cronos y sus hermanos, los titanes, querían derrocar a los dioses del Olimpo y les iniciaron una guerra llamada Titanomaquia. Dioses contra titanes, todos ellos inmortales, lucharon durante diez años, hasta que nuevamente el hijo se impuso al padre y los titanes fueron enterrados debajo de montañas para que no pudieran escapar en toda la eternidad.
¿Todo lindo entonces? ¡Minga! Viendo que los titanes no estaban dando vueltas, los gigantes se tiraron contra los dioses. Muchos dioses se asustaron frente a los gigantes y huyeron, dejando a Zeus solo para luchar.
El oráculo decía que solo vencerían con la ayuda de un ser que no fuera mortal ni inmortal y los dioses creían que eso significaba que no ganarían nunca, pero de repente.... tan-tan-tan-tan... ¡Apareció Hércules, un semi-dios! Viendo que Hércules y Zeus (pavada de dúo) luchaban juntos y habiendo entendido la profecía, muchos dioses volvieron para luchar, pero siempre era Hércules el que debía darle el golpe de gracia porque de otra manera no podían ser vencidos (los gigantes no eran inmortales).
Luego de la Gigantomaquia, los dioses pudieron vivir tranquilos, y Zeus pudo seguir volteándose a cuanta minuza le pasara cerca.
Todavía anda Zeus por el Olimpo diciendo: “Chau, querida, me voy a pescar con los muchachos” cada vez que ve a una linda damisela (o muchacho, recueden a Ganímedes) a quien le quiere romper el invicto.

martes, junio 06, 2006

Zeus y Ganímedes.

La historia de Zeus y Ganímedes es una de las que más revuelo armó en el Olimpo porque, si bien todo el mundo sabía que el rey de los dioses nunca dejó títere con cabeza, nadie se imaginó que se iba a agarrar de “querida” a alguien con pirulín que, para colmo, se trataba de un purrete. Pero bueno, ustedes saben como son los griegos.
El tema es que los dioses se daban la gran vida en el Olimpo, siempre de fiesta entrándole a la ambrosía y chupando néctar como si fuera la última vez. Nunca entendí por qué siendo inmortales siempre hacían pachangas “como si fuera la última vez”. En fin, para que nunca les faltaran los elementos del vicio tenían cierto número de coperos que mantenían, de ahí el nombre, las copas siempre llenas, y los excesos siempre al límite. Una de estas coperas sobresalía de entre las demás, su nombre era Hebe y Zeus la apreciaba bastante. Pero todo esto cambió cuando Hércules subió al Olimpo. El chiquitín, hijo de Zeus, semi dios, al que Hera siempre odió y varias veces trató de asesinar por ser fruto de unos cuernitos que su hermano-esposo le había metido, el de los doce trabajos... ¡Hércules! Bueno, Herculito subió al Olimpo y su papi decidió homenajearlo entregándole una esposa.
Sí, mi amable teleplatea, la “entregada” fue nada menos que Hebe.
Obviamente estalló la bronca (cualquier cosa desata la debacle en este templo), todos se quejaban: que el grandote (así le dicen a Zeus) les había arruinado la joda, que la mejor copera se retiraba, que “éste siempre favorece a Hércules”, etcétera. Cansado de pelearse con su familia, Zeus fue a buscar una nueva copera, para lo cual se transformó en águila y voló sobre la tierra buscando candidatas.
Grande fue su sorpresa cuando vio a Ganímedes, un muchacho joven, fuerte, viril, hermoso, musculoso, todo fornido, bien recio.... ¡Epa! ¿Qué pasó? No, Centauro, no caigas en la tentación. Respirá hondo, bien, bien. Ya está. Bueno, che, soy griego también.
En realidad, Ganímedes era solamente un niño y Zeus quiso que no creciera jamás. Un degenerado. Zeus lo raptó y lo llevó al Olimpo para que fuera copero, pero también lo llevó... para otros usos. Así comenzó la relación amante-amador que Platón tan bien explicó en El Banquete... creo, nunca le di mucha bola al pelado. Por “pelado” me refiero a Platón.
El Olimpo quedó revolucionado, Hera... imagínense, ya no celaba solo a mujeres sino que ahora también tenía que preocuparse de que su esposo no se encamara con niños. ¡Una locura! Los hijitos del grandote estaban como locos, fue la época que sabiamente elegí para ir a recorrer el mundo, mientras más lejos del Olimpo estuviera, mucho mejor.
Ahí sigue Ganímedes, sirviendo néctar para los dioses, que no lo quieren ni ver, pero como es protegido de Zeus...
Moraleja: DONDE MANDA CAPITÁN NO MANDA MARINERO y
A LLORAR A OTRO TEMPLO.

No se pierdan nuestra próxima entrega donde comenzaremos la sección Perfiles Griegos, donde desnudaremos la... no, amigos, no habrá imágenes de Afrodita en tarlipes. Como decía... No, flaco, me refiero a desnudar psicológicamente. En fin, veremos... ¡Basta, insoportable, si querés minas metete en
mirame-esta@ladetuhermanaqueesbienzorra.com
En la primera publicación nos meteremos con Zeus, qué caray.
Hasta luego.

sábado, junio 03, 2006

París y la manzana

A pedido del bomboncito de Azul, pasaré a relatar lo acontecido con París y la manzana de la discordia.
Todo empezó en una partuza que se mandó Zeus a la cual estaban invitados los mortales, los inmortales, los semi mortales y cualquiera que tuviera ganas de enfiestarse a lo grande, era bruta orgía.
Zeus estaba tan dado vuelta que se estaba chamullando a una estatua sin darse cuenta, él le mostraba su poder y su autoridad y creía que la señorita en cuestión estaba tan impresionada que no podía hablar. En eso aparecieron Hera, su esposa, Atenea y Afrodita, quienes querían ponerlo como juez para que eligiera a una de ellas.
Zeus, borracho pero no boludo, sabía que era para armar despelote.
“Si llego a elegir a una, las otras dos me van a romper las guindas con los celos por el resto de mi vida. Y yo soy inmortal, así que... No, a mí con esta no me agarran”.
Rápidamente simuló unos dolores estomacales fulminantes y les recomendó un nuevo juez, alguien que, según él, igualaba en inteligencia y prudencia al mismo Ulises. Zeus señaló al primero que vio, París, y luego se transformó en humo (de ahí la frase: “hacerse humo”).
Hera, Atenea y Afrodita se presentaron ante París y comenzaron las negociaciones. Hera, reina del Olimpo, le prometió inmensas riquezas si la elegía; Atenea le aseguró que lo transformaría en un guerrero invencible como premio; pero París fue seducido por Afrodita, quien le prometió en matrimonio a la mujer más hermosa del mundo.
Luego de aquel día, París le rompió la paciencia a toda Grecia hablando de la hermosura con la que se casaría, también a Afrodita le preguntaba cuatro veces por día cuándo sería el gran día, tanto es así que la diosa se enojó.
Consejo: nunca, jamás, pero never in the life denserio hacer enojar a los dioses.
Podrida, Afrodita le entregó el amor de Helena de Esparta y él, pobre ingenuote, se la llevó a Troya. El esposo de Helena, Menelao, rey de Esparta fue con su hermano Agamenón, rey de Micenas y ellos fueron con todos los demás reyes griegos, los cuales aceptaron ir contra Troya en una guerra que dejó la ciudad destruida y a todos sus habitantes muertos.
Luego de esta guerra Afrodita cantaba alegremente: “A ver quién quiere venir ahora a romperme la paciencia”.

jueves, junio 01, 2006

Despelote en el Olimpo.

Gran revuelo se levantó entre los dioses por la noticia de que este blog iba a revelar sus secretos, el primero que se enojó mucho y comenzó a protestar fue Hefesto, al parecer tiene miedo de que todo el mundo se entere que su esposa Afrodita le fue infiel con su propio hermano Ares. A Hefesto se lo vio (y escuchó) por todo el templo gritando: “... y ahora todos estos mortales me van dibujar con cuernitos, me van a perder el respeto y no me van a alabar más”.
Una de las reacciones fue la repentina desaparición de Ares, quien parece haber sentido un astuto temor de que a su hermanito se le ocurriera desquitarse la bronquita con él. Por su parte, Afrodita no se mostró muy perturbada por el incidente y solo se fue a preparar creyendo que no tardarían mucho los fotógrafos en llegar para cubrir el incidente.
La que también se enojó mucho fue Hera, la reina de los dioses, porque argumenta que este espacio podría ser fuente de difusión para los repetidos amoríos de su hermano y esposo Zeus (sí, leyeron bien, son incestuosos los muy cerditos). Es por eso que estoy escribiendo esto encerrado en el baño mientras varios de ellos me están buscando.

En la próxima publicación tendremos noticias jugosas acerca de la relación homosexual entre Zeus y Ganímedes, con lujo de detalles.

Bienvenidos al Templo


Buenos días, bípedos (en su mayoría al menos) me he puesto a tono con la tecnología y he creado este blog donde les iré contando las intimidades del Olimpo. Sepan comprender el desconocimiento de esta herramienta, pero comprendan que en mis tiempos para hacer fuego había que irle con el chisme a Zeus de que fulano lo insultó para que lo partiera al medio con un rayo y así nos brindara fuego, así que imagínense como ando con Internet.