jueves, julio 27, 2006

Lo que ocurrió con Ifigenia y Orestes.

Ya contamos lo que había ocurrido con Ifigenia cuando su papucho Agamenón creyó que la había partido al medio con un chuchillo, también contamos lo que aconteció con Orestes luego de matar a su mamita Clitemnestra y el amante de ésta, Egisto.
Aquí, damas y caballeros, les presento el final de la historia.


Orestes fue condenado por Apolo a dirigirse al Tauro a buscar una estatua de Artemisa que había caído desde el cielo, la cual debía ser llevada a Atenas. Orestes fue a donde el dios le había indicado, lo hizo acompañado con su íntimo amigo Pílades (tomen con pinzas eso de “íntimo amigo”, ya que todos sabemos cómo eran las amistades íntimas entre los hombres griegos de la antigüedad. ¡SEXO, gente, me refiero a SEXO!
Ambos fueron a buscar la codiciada estatua, pero tuvieron la mala suerte de ser apresados por los habitantes del lugar, los tauros (Y… mucha sorpresa no podía haber con el nombre de los habitantes). Este pueblo tenía la costumbre de sacrificar a los extraños que llegaban a sus costas en su homenaje a la diosa Artemisa.
Mientras estaban presos, apareció la sacerdotisa de Artemisa encargada de realizar el sacrificio y le propuso a Orestes liberarlo si éste se comprometía a entregar una carta en Grecia; Orestes se negó a este pedido, pero dijo que con gusto moriría si ella liberaba a Pílades, el cual llevaría la carta. Pílades se niega a esto insistiendo en que fuera Orestes quien escapara lo cual produjo un diálogo acalorado entre los dos amigos, algo como por ejemplo:
Orestes: — No, bichi, andate vos.
Pílades: —Que no me voy, yo me quedo con todos estos muchachos rudos para que me den con todo lo que tengan en el altar.
Orestes: —Me parece que te estás avivando, ¿no que yo era tu único amor? ¡Te vas vos y no se discute más!
Pílades: ¡¡¡¡¡¡¡UFA!!!!!!! ¡´Ta bien, celoso!

La carta fue entregada a Pílades y… no se sabe bien cómo, pero la cosa es que se enteraron de su contenido (flor de chusmas que eran los dos, le leyeron la carta a la sacerdotisa). La sorpresa fue enorme cuando descubrieron que la mujer encargada de matar a Orestes no era otra que Ifigenia, a quien Artemisa había enviado allí al salvarla del sacrificio. Al final, los tres escaparon de allí llevando con ellos la estatua de Artemisa.
Orestes se dirigió a Micenas, el reino de su padre, y allí enfrentó a Aletes, quien era el hijo de Egisto (el amante de su madre que había sido asesinado junto a ésta por el propio Orestes). Orestes fue el vencedor y tomó posesión del reino que había pertenecido a su padre al cual anexó nuevas tierras. Evidentemente, a la familia de Egisto y Aletes no le fue muy bien al encontrarse con Orestes.
Por su parte, Ifigenia llevó la imagen de la diosa a Braurón, Ática, donde permaneció como sacerdotisa.


A pedido de la gran diosa Hera, reina de los dioses (obviamente, la tengo al lado mío y por eso tengo que escribir estos halagos) se abre un concurso en la cual ustedes están invitados a ponerle un puntaje a los dioses, según lo que aparece descripto de ellos en la sección “Perfiles Griegos”.
La escala es la siguiente:

10) Espetacular como una buena tarta de jamón y queso.
8-9) Lo mismo que una orgía donde Afrodita/Eros te busca solo a vos.
6-7) Muy güeno como humillar a tus rivales frente a todo el mundo.
4-5) Algo así como cuando sos chico y para tu cumple te regalan… ¡ropa!
2-3) Feo, feo como una foto de Luisa Delfino/Chiche Gelblung, a los 80 años, en tanga/slip.
1) Más fulero que pisar cacona descalzo, resbalarte y caer encima con la boca abierta.

miércoles, julio 19, 2006

Psique y Eros

Me inundan las lágrimas, se me cierra la garganta, apenas puedo hablar, no puedo respirar, ahhhhh… ¡AyúdenmeN! ¡Me muero! ¡¡¡SálvenmeN!!!

Ya está, ya pasó, yo creí que era la emoción que me invadía porque a tan solo 5 días de poner el contador de visitas, éste ya superó la barrera de las 100 miradas que la gente le pegó a este blog. Pero no, mi amigo Asclepio me dijo que se debía a una tremenda alergia a la acelga y la espinaca. Buen pibe este Asclepio.
Igualmente quiero agradecer a todos los que hicieron que el contador llegara a cien en tan poco tiempo. ¡Se lo dedico a mi mamá, a la tía Chola, a…! Ah, que no corresponde… bueno, ya lo dedicaremos en otra ocasión.

La historia que nos reúne hoy se trata de una historia de amor, con sus desengaños y desencuentros típicos, pero con un final que es para llorar a moco tendido.
Conozcamos sus pormenores.

La historia trata de la muy bella Psique, cuyo nombre fue traducido muchas veces como “Alma”. ¡¡¡ERROR!!! Psique no significa “alma”, sino que los griegos se referían con esto a un “soplo”, algo bastante místico e inexplicable (mucho menos aún traducible) que se unía a los cuerpos para formar seres humanos, algo así como lo que se piensa ahora cuando se habla de la mente. Tiempo después, y por acción del cristianismo, el alma se vio como si fuera un fantasmita que vive dentro del cuerpo, pero nuestra idea de la psique es muy distinta.
La hermosa Psique era conocida por su belleza y todos los hombres quedaban inmediatamente enamorados de ella, tan grande fue su fama que muchos decían que era más hermosa que la propia Afrodita (gran error).
La diosa del amor conoció el hecho de que había una mujer que rivalizaba con ella en cuanto a hermosura y esto fue suficiente para que sus celos ardieran. Afrodita envió a Eros para que, en forma de un monstruo, matara a Psique. Eros tuvo la intención de hacerlo, pero cuando la vio… se enamoró de ella y no le costó mucho llegarse a Psique (me refiero a SEXO, señores). Eros no mostró su verdadera imagen y consintió en repetir la experiencia si ella se comprometía a no encender ninguna luz.
Las hermanas de Psique estaban llenas de envidia y le llenaban la cabeza diciéndole que su amante era un monstruo y que era por eso que no quería mostrar su rostro. Psique comenzó a dudar y cuando estuvo con Eros encendió un fuego y descubrió que su amante era el más hermoso de todos los seres que alguna vez hubiera visto. Eros se enojó por la osadía de Psique y se fue, lleno de pesar, para no volver.
Psique quedó devastada por su error y se sometió a una gran cantidad de pruebas en su búsqueda de Eros para recuperar su amor. Afrodita se ensañó con la pobre doliente haciéndole sufrir mil penalidades, pero al mismo tiempo veía cuánto sufría Eros por la mujer que había perdido, por lo que la diosa decidió que ya había hecho sufrir demasiado a la bella mortal, la cual superó todas las pruebas sin dar muestras de rendirse, y decidió hacerla llegar a Eros.
Psique encontró a Eros y ambos fueron presentados al resto de los dioses, quienes hicieron que ella probara el néctar y la ambrosía, con lo cual le fue concedida la vida eterna y así vivió con Eros de allí en más. Juntos tuvieron un hijo al que llamaron Placer.
Los mitólogos quieren ver en esta unión una alegoría de cómo el amor y la belleza (Eros) están unidas al espíritu (Psique) o, como se lo llama erradamente, el alma. La relación de esto con el placer es demasiado obvia como para tener que explicarla.
Cada tanto vienen al Olimpo a visitar a los dioses, y si tengo que ser sincero, Psique está para chuparse los dedos, pero contra Afrodita no se puede. ¡Qué querés que te diga!


No se pierdan nuestra próxima entrega en la cual se relatará lo ocurrido con Ifigenia luego de que Artemisa la salvó de que su papi, Agamenón, la hiciera pelotita para poder partir para luchar en Troya.

miércoles, julio 12, 2006

Perfiles Griegos. Segunda entrega: Hera.


Antes que nada quería aclarar los motivos de mi ausencia durante este tiempo, no es cierto que Zeus se haya divertido con mi trasero como cierta gente (no quiero dar nombres) quiso hacer creer. Lo ocurrido es que Deméter se fue de viaje y eso iba a interrumpir los contínuos chismorreos entre ella y Hestia (ninguna de las dos tiene nada mejor que hacer). Es por esto que Hestia agarró la computadora y se encerró en su habitación cual adolescente hablando ocho horas por TE. con el novio, solo que fue varios días seguidos con la hermana. Por fin volvió Deméter y yo pude agarrar la compu y acá stoy. Todo intento de que Zeus ponga unos pesos y compre otra máquina son infructuosos.

Pero pasemos a lo nuestro, tenemos que hablar de Hera, una de las más importantes figuras del Olimpo. Hera es la… esperen… ¡Ya está, se fue! Pasa que la tenía al lado mío porque ella quiere ver lo que escribo antes de que lo publique, entonces me está haciendo marca personal. Hera es una mina muy jodida, cada vez que se enoja se pudre todo y no le cuesta mucho ponerse como loca, pero lo peor de esta mina es que… ¡Pucha, ahí vuelve!
Hera es hija de Cronos y Rea y junto con Hades, Poseidón, Hestia y Deméter fue devorada por su padre porque temía que uno de sus hijos le robara el trono. Tiempo después, el sexto hermano, Zeus, hizo que su padre vomitara a los cinco. Entendamos que no fue que Cronos los tenía enfrente y les echó un vómito, sino que los tenía en el estómago y los lanzó pa´ fuera.
Resistió los intentos de su hermano Zeus por seducirla hasta que un día ella paseaba por un bosque y comenzó una tormenta, producida por Zeus, quien se transformó en un pajarito que buscó calor junto a Hera. Ella, desconociendo el origen de la tormenta y la verdadera identidad del pajarillo, se apiadó del pobre ave y la puso en su seno para calentarlo y... ¿Cómo? Ah, si, vaya nomás, Hera, los caramelos se los dejé sobre la mesa.
Bien, se fue, sigamos con lo nuestro. ¿Ahí se lo tenía que guardar al pajarito? ¿No había otro lugar donde ponerlo? ¡La pucha si lo calentó! Zeus, que mucho no le cuesta, tomó temperatura y comenzó a hacer de las suyas. Claro, cuando Hera comprendió lo que estaba pasando… andá a cantarle a Gardel. ¡No, linda, esto ya está en marcha, ahora no hay reclamos!
¡Mierda, ahí vuelve!
Muchos relatan que ella negó sus favores a Zeus hasta que él juró por la laguna Estigia (juramento imposible de romper) que la haría su esposa y solo ahí ella consintió llegar hasta el final. Así fue como comenzó la historia entre ellos, siendo Hera considerada por muchos la tercera esposa de Zeus, la definitiva, mientras que otros dicen que las anteriores fueron simples aventuras siendo que su hermana fue su primera esposa verdadera.
Sí, por supuesto, Hera, yo estoy de acuerdo con estos últimos (¡Qué castigo!).
Ambos esposos fueron padres de varios personajes, entre los cuales destacan Hefestos y Ares, por ser dioses del Olimpo.
A partir de este momento comienza toda la serie de infidelidades del rey del Olimpo, la cual tuvo siempre a maltraer a su consternada esposa que… Si, está fresco acá, ¿por qué no se trae un saquito, mi señora? Debe estar en su habitación.
¡Sí, tomátelas de una vez! La cosa es que Zeus jamás tuvo intenciones de ser fiel ni nada por el estilo, por lo que Hera siempre se volvió loca con los tremendos cuernos que su hermanito le puso miles de veces. Si bien una situación así vuelve loco a cualquiera, hay que tener en cuenta que a Hera tampoco le costaba mucho salirse de sus casillas.
Así hubo episodios famosos, como cuando se enteró que Zeus era padre de Hércules y le envió al pequeñín dos serpientes para que lo mataran cuando todavía era bebé, claro que Hércules las ahogó con sus propios brazos y Hera se quedó calenchu, pero ella jamás perdió las esperanzas de partir al medio al semi dios y lo intentó muchas otras veces. Imagínense lo contenta que se puso cuando Zeus hizo que Hércules fuera con ellos a vivir en el Olimpo. ¡Una pinturita esta familia! Hera también intervino cuando supo que Zeus se enfiestaba con Semele (de esta unión nació Dionisios) y le dijo a esta que le pidiera a su amante que apareciera en toda su gloria. Semele, ingenua, hizo que Zeus jurara que le cumpliría un deseo y luego le pidió aquello. Zeus, horrorizado, no pudo negarse y su poder la hizo pelotita a la pobre Semele.
Hera protegió a Eneas luego de la guerra de Troya y estaba como loca porque no lo podía hacer llegar a buen puerto. Siempre se quejaba que era inconcebible que siendo ella la reina de los dioses no era capaz de hacer algo tan simple, más aún cuando Atenea sí lo había logrado con Ulises incluso debiendo enfrentar a Poseidón (Y bueh… contra Atenea no se puede). Finalmente logró que Eneas llegara a tierra y fue allí donde fundó un pueblo que luego sería Roma.
Actualmente Hera y Zeus siguen así, se llevan bien, se pelean, se reconcilian, cuernos, peleas, romances… un despelote de nunca abacar.