sábado, abril 25, 2009

3º Podio de los héroes.

Nos encontramos nuevamente en la noche de ceremonia de una de las competiciones más ignoradas por todo el mundo, desde el principio veo al Profe y Nemesio ocupando sus puestos de jueces y me pregunto si alguien llegará a último momento para dar su voto antes de que pase a contabilizar el resultado.
Llegado el momento oportuno, veo entrar a los dioses que presenciarán la ceremonia y observo con dolor que mi maestra Atenea tiene cierto gesto de malestar el el rostro, como si hubiera algo que no le terminaba de gustar. Por el momento no le di mayor importancia, pero continué mirándola y me convencí de que algo le estaba pasando.
Viendo que nadie más estaba al caer para entregar su voto, comencé la gala. Hice entrar al héroe de la noche y Belerofonte hizo su aparición.
Entonces comprendí qué era lo que estaba molestando a Atenea, cuando vio entrar al héroe su rostro intensificó aquel gesto de dolor y no podía ser de otra manera, él era la persona en quien ella había confiado, en quien ella había depositado grandes esperanzas, tanto había hecho por él que le había entregado sin condiciones a Pegaso, el caballo alado al que nadie podía montar y era un símbolo para todos los mortales. ¿Y qué había hecho él? Luego de toda una vida de fidelidad a la diosa y sus preceptos había tratado de usar este magnífico animal para subir a lo alto del Olimpo para estar con los dioses. ¡Blasfemia imperdonable! ¡Soberbia indignante! Ahora comprendo que Atenea se sentía completamente defraudada por él.
Tuve que contener las ganas de salir del escenario y molerlo a golpes con mis propias manos por la ofensa inferida a mi maestra, pero ella no hubiera disfrutado el espectáculo.
Sabiendo que esto era doloroso para ella, hice las cosas velozmente y llegué a la votación, el primero en presentarse fue el Profe, quien halagó al personaje en cuestión y le adjudicó un 8 comparando sus hazañas con las de Hércules, salvando las diferencias, por supuesto, y no dejó de remarcar lo adecuado del castigo impartido por los inmortales.
Luego fue el turno de Nemesio, quien también resalta las virtudes de Belerofonte, también destaca el castigo que recibió y también lo calificó con un 8.
Luego, ante mi gran sorpresa y emoción, vi al gran Maestro Von Pazzz acercarse mientras discutía con vaya uno a saber quién (desde lejos estaba medio tapado por una columna) y se subió al escenario a los gritos diciendo que Belerofonte era un grande (solo superado por Prometeo) y que estuvo bien al matar a su hermano que seguro lo gastaba por su verdadero nombre; pero después lo pensó un poco mejor y bajo la calificación a un 8 porque no le gustó que haya matado a un animal en vías de extinción como la Quimera. Cuando estaba por bajarse del estrado volvió y le bajó otro punto por tirar a una mujer desde el aire, mostrando que es rumano y muy caballero, con lo cual su puntaje fue un 7. Luego continuó hablando de que no había estaba bien el héroe al ponerle ese nombre a su hijo y se hubiera despachado hablando de las relaciones entre padres si los de seguridad no aparecían y se mostraban inflexibles.
Von Pazzz bajó y comenzó a discutir con todos ellos al mismo tiempo, defendiendo su posición a capa y espada… aunque nadie sabía muy bien de qué estaba hablando. ¡Un grosso!
Vi que Atenea se divertía con esta situación y dejaba escapar una sonrisa. ¡Grande, Von Pazzz, ídolo de multitudes!
Antes de cerrar la votación apareció Sir Paul Peyronel, se disculpó por su ausencia y estampó un nuevo 8 al héroe por sus grandes aptitudes, dejándonos con el deseo de regresar pronto, deseo que aquí también sentimos.

Finalizada la votación procedí con las matemáticas, son 31 puntos entre 4 jueces lo que nos da un promedio de 7,75 con lo cual podemos armar por primera vez el podio que queda así:

Aquiles:………..…8,00
Belerofonte: ……7,75
Ayax:………….... 7,33

miércoles, abril 08, 2009

Perfiles griegos 2: Belerofonte.

Esta vez quiero presentarles a alguien de quien ya habíamos hablado en una oportunidad, se trata de Belerofonte.
De este personaje se cuenta que su nombre era Iponoo, pero que cambió su nombre luego de asesinar accidentalmente a su hermano Belero. Su nuevo nombre significa “matador de Belero” que llevó siempre como un estigma de su culpa.
Recordando brevemente lo contado antes, podemos relatar que fue exiliado (algunos dicen que se exilió a sí mismo consumido por la culpa) y llegó a Tirinto donde fue recibido por el rey Preto. La reina, Estenebea se enamoró de él y se ofendió cuando Belerofonte no aceptó sus galanteos y se quejó ante el rey diciendo que el recién llegado la había querido violar. Para no matar al invitado, el rey lo envió con una carta que debía entregar a Yóbates, rey de Licia y padre de Estenebea, la cual pedía al monarca que diera muerte al mensajero.
Para no acabar con la vida de un huésped, Yóbates lo envió a luchar contra la Quimera, monstruo surgido de la sangre de la gorgona Medusa al ser decapitada por Perseo, que tenía tres cabezas, siendo una de leon, otra de cabra sobre el lomo y la tercera de serpiente en la punta de la cola.


Para esta tarea, Atenea le entregó a Pegaso, un caballo alado indomable, el cual permitió que el héroe lo montara. Aquí tenemos una imagen del corcel:


Ambos, jinete y corcel, atacaron al mostruo y lo vencieron. Se cuenta que el aliento de fuego de la Quimera fundió la punta de la lanza del héroe y el metal se introdujo en el cuerpo del monstruo destrozando sus órganos y llevándola a la muerte.
Yóbates le encargó luego luchar contra el pueblo de los sólimos, aliados a las amazonas. Nuevamente Belerofonte montó a Pegaso y atacó a sus enemigos con enormes rocas que dejó caer sobre sus cabezas estando fuera del alcance de sus flechas.
Al regresar intacto, Yóbates decidió hacerlo asesinar, pero su intento fracasó estrepitosamente cuando Belerofonte descubrió a sus atacantes y los venció sin mayores dificultades.
Luego de esto, Yóbates comprendió que aquel hombre estaba favorecido por los dioses y revela toda la verdad al héroe. Éste, enfurecido contra la esposa de Preto, la convence de huyera con él a Tirinto montando a Pegaso, pero a mitad del vuelo la arroja desde lo alto y ella muere al caer sobre unas rocas.
De vuelta con Yóbates, el rey le entrega por esposa a su hija Filónoe, con quien tuvo tres hijos: Lisandro, Hipóloco y Laodamia.
A la muerte de Yóbates, Belerofonte fue coronado rey de Licia.
Ensoberbecido por sus triunfos, Beleronfonte montó nuevamente a Pegaso y decidió ir a visitar a los propios dioses en la cima del Olimpo, pero Zeus hizo que Pegaso se lo sacudiera del lomo en pleno vuelo por no ser ya digno de tan noble corcel y su jinete cayó al suelo encontrando la muerte, mientras Pegaso continuaba ascendiendo hasta el infinito donde fue convertido en la inmortal constelación que lleva su nombre.