Epílogo de Perseo

Al enterarse de que Perseo estaba volviendo al reino, Acrisio decidió desaparecer de allí, por lo que se fue a Tesalía para evitar la profecía por la cual el héroe debía asesinarlo.
Al llegar Perseo con su madre y Andrómeda vieron que el trono estaba desierto y se produjo una lucha contra Petro, hermano de Acrisio, por el mismo. Obviamente el vencedor fue Perseo y se hizo dueño del poder.
No mucho después se realizó una serie de juegos en la región de Tesalía y Perseo se dirigió allí para participar de ellos. Considerándose experto en la disciplina de lanzamiento de disco, Perseo se mezcló entre los participantes y esperó su turno. En su momento, el héroe tomó un disco y lo lanzó, pero la trayectoria del mismo sufrió una desviación y se dirigió a la gente que observaba la competencia impactando en la cabeza de un viejo que estaba observando; el estupor fue absoluto cuando descubrieron que el viejo no era otro que Acrisio, el cual había muerto en el acto.
La profecía había sido cumplida solamente por las medidas que Acrisio había tomado para evitarla, esta es la famosa “profecía autocumplidora”.
Sintiéndose culpable por lo que había hecho, Perseo decidió abdicar al trono de Argos y éste fue ocupado por el hijo de Preto, llamado Megapentes. Megapentes era el soberano de Tirinto, por lo cual Perseo fue a ocupar el trono de aquel lugar (aunque mucho no le gustaba la idea).
Perseo y Andrómeda vivieron muchos años allí, se cuenta que fueron muy felices y tuvieron varios hijos. Es de su descendencia que ha surgido el héroe más grande de toda la tradición griega: Hércules.