Perfiles Griegos. Quinta entrega: Apolo.

Buenas y santas, damas y caballeros, después de una prolongada ausencia por mi parte he volvido con todo para brindarles lo mejor de este blog, claro que eso no es demasiado y a veces resta en lugar de sumar, pero es todo lo que van a encontrar aquí, tampoco le pidan peras al olmo... ustedes ya saben en lo que se están metiendo ¡por lo que si siguen entrando a esta página los únicos responsables son ustedes!
En fin, luego de las aclaraciones pertinentes vamos al tema que nos ocupa.
A quien presentamos hoy es el gran dios Apolo, cuya historia es la siguiente.
El padre de Apolo fue Zeus, quien otra vez hizo recontra super cornuda a Hera y le llenó la panza de huesos a Leto por partida doble ya que le infló la cocina de humo con mellizos. Al enterarse de lo ocurrido, Hera, obviamente, le hizo la vida imposible a Leto y la condenó a no poder dar a luz en tierra firme ni en una isla, por lo que Leto vagó incansablemente hasta llegar a Ortigia, que si bien era una isla flotaba libremente sobre las aguas y quedaba así fuera de la maldición de Hera. Primero nació Artemisa y, con ayuda de ésta, Leto luego dio a luz a Apolo. Evidentemente, Artemisa fue bastante precoz para algunas cosas ya que asistió a su madre en el parto teniendo solo unos minutos de vida. En agradecimiento por lo sucedido, Apolo fijó la isla errante y la llamó Delos, que significa “la brillante”.
Al pequeño Apolo fue Tetis quien le dio la ambrosía y el néctar mientras que Hefesto le fabricó unas hermosas flechas.
Zeus le ordenó presentarse en Delfos, pero Apolo se dirigió a su país de origen para ejercitarse durante un año luego del cual se presentó ante su padre. Allí, Apolo aniquiló al monstruoso Pitón con las flechas hechas por Hefesto, hazaña que le valió el reconocimiento de Zeus como hijo suyo y su colocación entre los dioses olímpicos siéndole otorgado el imperio sobre la luz. Apolo se apoderó del oráculo de Temis y colocó sobre el altar la piel de Pitón.
A causa de este oráculo, Apolo y Hércules tuvieron una disputa ya que el segundo quiso romper todo cuando la pitonisa (por Pitón, claro) no le respondía. Zeus detuvo el combate enviando un rayo a modo de: “Chicos, pórtense bien y no peleen. Los medio hermanos sean unidos porque esa es la ley primera”.
En una oportunidad, Apolo tomó por amante a Corónide, pero ésta luego se casó con Isquis. Un cuervo blanco (todos los cuervos eran de este color) le comunicó lo que pasaba, pero Apolo se enojó y lo transformó en negro, pero luego descubrió la verdad y aniquiló a los esposos luego de lo cual retiró del vientre de Corónide a un niño en gestación a quien educó y llamó Esculapio.
Apolo instruyó a Esculapio en las artes de la medicina y el pequeñín aprendió tanto que llegó a resucitar a Hipólito, hijo de Teseo (del padre ya hablamos y de la muerte del hijo ya hablaremos). Ante esto, Hades se quejó a Zeus diciendo que Esculapio le había robado un sirviente, y que “¿a dónde vamos a parar?” “¡Esto es insostenible!” y varias cosas más por lo que Zeus asesinó a Esculapio con su rayo. Apolo al saber esto tomó sus flechas y exterminó a todos los cíclopes, quienes fabricaban los rayos de Zeus. El Papote expulsó a Apolo del Olimpo para que viviera como un simple mortal durante un tiempo. Aquí construyó las murallas de Troya junto con Poseidón (como relatamos en el perfil del dios del mar), cuidó el rebaño del rey de Tesalía que fue robado por Hermes “para hacerle una broma” ante lo cual Apolo tuvo que huir (recordemos que era uno más del montón y no un dios); también inculcó a los hombres las artes, de las cuales es patrono.
Apolo tuvo muchos romances con mujeres, pero no tuvo mucha suerte, la mencionada Corónide o Dafne, quien prefirió convertirse en laurel antes que ceder al dios; Cassandra, princesa de Troya, a quien Apolo había otorgado el don de la profecía pero como luego ella no quiso acceder a sus demandas él la condenó a predecir el futuro sin que nadie le creyera. Así Cassandra predijo la treta del caballo hueco, pero nadie le dio bolilla.
Tantos reveses con las mujeres hicieron que Apolo se ocupara de los muchachos, pero tampoco le fue muy bien; con Jacinto tuvo mala suerte porque el celoso Céfiro (que había estado noviando con el joven mozo) desvió un disco con el que jugaban e hizo que le golpeara la cabeza y muriera, de su sangre nació la flor con ese nombre. Con Cipariso la relación también terminó con la muerte del infortunado muchacho. Así fueron las cosas con los muchachos, por lo que Apolo volvió con las féminas.
Apolo es el dios de las artes, la ciencia médica y la luz, se lo considera como el más amable y agradable de todos los dioses, su carácter tranquilo y calmado hicieron que “carácter apolíneo” sea la forma de llamar a quien no se altera y permanece tranquilo. Se lo representa joven y sin barba, sus flechas son la materialización de los rayos de luz emanados por el sol, con quien a veces se lo confunde.
Es quien preside a las Musas, las nueve protectoras de las artes.
Su templo de Delfos, con oráculo incluido, fue el más famoso del mundo antiguo.